domingo, 25 de febrero de 2018

26 de febrero, exposición «presos políticos en la España contemporánea» de Santiago Sierra

 

Salón de actos de la FAL (C/ Peñuelas 41) a las 19:00 h.

Hace unos días, la dirección de IFEMA solicitaba a la Galería Helga de Alvear la retirada de la obra del artista Santiago Sierra de ARCO. La galería se ha doblegado a la vergonzosa petición, que se ampara en la supuesta polémica que esas piezas ha provocado en los medios de comunicación y en el perjuicio de la visibilidad del conjunto de los contenidos de ARCO, para pedir la expulsión de obras de arte de un espacio gestionado mayoritariamente por instituciones públicas.

La irreverencia no es delito y la censura no es permisible, por lo que Santiago Sierra presenta el lunes, 26 de febrero, en la sede de la Fundación Anselmo Lorenzo, una reproducción de la obra censurada y participará en el debate sobre la represión a la libertad de expresión y de creación que se está produciendo en la España contemporánea.

Participantes:

- Santiago Sierra
- Pablo Mayoral (La Comuna de Expresos del Franquismo)
- Eduardo Gómez (Red Jurídica Cooperativa)
- Elena Ortega (Madres contra la represión)
- Víctor Jiménez (Miembro del SAT)
- Jorge Merino («No Caso 14N» de Logroño)
- Mónica Hidalgo (No Somos Delito)


jueves, 22 de febrero de 2018

Capitalismo y darwinismo, el uno para el otro



Los programas televisivos sobre la naturaleza suelen mostrar a un depredador acechando la presa, luego quizá persiguiéndola hasta matarla y finalmente arrancando los pedazos de carne con los dientes ensangrentados, mientras los carroñeros esperan impacientes y a su vez disputan entre sí.

Los videos sobre la naturaleza siguen casi todos este patrón se refieran a dinosaurios, a la vida en el mar o a microbios. Se trata aparentemente de garantizar en los televidentes, por lo general desprevenidos y mal informados y con tendencia a creer en lo que ven en la pantalla —que muchas veces es su única fuente de información— que la naturaleza es un gran comedero donde se da un tópico favorito: la lucha de todos contra todos necesaria a la selección natural y a la supervivencia de los más aptos, y a la economía promovida por el liberalismo.

Es en realidad un tópico suscitado en Inglaterra en tiempos en que grupos dominantes necesitaban afirmar una ideología que justificara los desmanes que el Imperio británico estaba cometiendo en todo el mundo, en lo que algunos historiadores llamaron «aventura comercial».

Como aquel imperio tuvo sucesión, la ideología que lo sustentó también la tuvo: es el maridaje que se dio y subsiste entre la doctrina de la evolución y el capitalismo; entre Darwin y su patrocinador Thomas Huxley; entre el propio Darwin con El origen del hombre y Hitler con Mi Lucha; entre los neoliberales y la supremacía del más fuerte, trasunto transparente de la «lucha por la vida» y el triunfo de los «más aptos».

Darwin era un ser abúlico, sin grandes necesidades personales ni sociales, un ministro de la Iglesia de Inglaterra como quisieron sus padres, un aficionado al naturalismo con tendencia al racismo que aparece neta en El origen del hombre.

El titulo de su obra más conocida, El origen de las especies, está acortado intencionalmente por sus partidarios. Sigue con Preservación de las razas más favorecidas en la lucha por la vida. Razas más favorecidas y lucha por la vida, son tópicos retomados por el nazismo.

En su libro Mein Kampf (Mi lucha), Hitler plantea con total claridad el origen del hombre en términos evolucionistas, no religiosos ni míticos. Dice: «Lo que liberó al hombre del mundo animal fue su capacidad de hacer descubrimientos. Muchos de ellos se basaban en el ingenio, cuyo uso facilitó la lucha por la supervivencia y el éxito en la misma».

Menciona con todas las letras la lucha por la supervivencia darwiniana, y agrega que los artificios que ayudaron a los cazadores primitivos en la lucha por la vida, ahora sirven bajo la forma de inventos cientificos «para ayudar al hombre en la lucha por la supervivencia».

En otro punto, Hitler sostiene que los débiles físicos o mentales no deben reproducirse, para no trasladar su debilidad la prole. «Un Estado de concepción racista debe sacar al matrimonio del plano de una perpetua degradación racial y consagrarlo a crear seres a imagen del Señor y no monstruos, mitad hombres y mitad monos».

«Es deber del Estado racista reparar los daños ocasionados en este orden (racial). Debe empezar por hacer de la raza el punto central de la vida general; velar por la conservación de su pureza, consagrar al niño como el bien más preciado de su pueblo; cuidar de que solo los individuos sanos tengan descendencia. Debe inculcar que existe un oprobio único: engendrar estando enfermo o siendo defectuoso.»


Considera un honor impedir la reproducción de los defectuosos y que dignifica en esos casos renunciar a la descendencia. «Debe considerarse execrable privar a la nación de niños sanos».

«El Estado tendrá que garantizar un futuro milenario frente al que nada significa el deseo ni el egoísmo individuales. El Estado debe poner los más modernos recursos médicos al servicio de esta necesidad. Todo individuo notoriamente enfermo y efectivamente tarado, y como tal susceptible de transmitir por herencia sus defectos, debe ser declarado inepto para la procreación y sometido a tratamientos esterilizantes.»

(La necesidad de evitar la descendencia, incluso mediante la intervención estatal más cruel, está tomada de las ideas de Darwin agravada con prejuicios que en Hitler eran mucho más fuertes que en Darwin y tuvieron consecuencias desastrosas).

Darwin en El origen del hombre

El darwinismo no fue creación solo de Darwin. Él especuló sobre la variabilidad de las especies y sacó conclusiones sobre las experiencias de los ganaderos de su país, que seleccionaban cerdos gordos y vacas de patas cortas y ubres hipertróficas; expuso la posibilidad de que un proceso similar se diera en la naturaleza y por fin se aventuró a teorizar sobre el ser humano en base a conjeturas y a datos de viajeros, a veces fabulosos.

Los cerdos y las vacas de los granjeros, librados a sí mismos, no tardarían en desaparecer por inhábiles para sobrevivir en la naturaleza.

Pensemos en la relación de un jabalí con un cerdo doméstico y de una vaca actual con el uro euroasiático del que proviene por domesticación para notar la diferencia entre la obra de la naturaleza y la del hombre.

El darwinismo es una interpretación sórdida de la naturaleza y de la vida, basada en una antropología tenebrosa, como lo es el neoliberalismo en la sociedad humana. El modelo es un campo de batalla donde sobreviven los que tienen alguna ventaja, como en el libre mercado capitalista.

El evolucionismo ha terminado por describir las relaciones entre seres vivos en los mismos términos que los economistas de la escuela clásica a partir de Malthus y Spencer, como relación costo-beneficio, explotación de recursos y ventajas competitivas, así entre verduleros como entre algas.

Darwin demoró en publicar El origen de las especies hasta que tuvo noticias de que otro biólogo inglés, Alfred R. Wallace, publicaría un trabajo en que llegaba a conclusiones similares. Pero vaciló y cambió su texto. En la edición que para él debía ser final había poco espacio para la selección natural y demasiado para las características de los animales domésticos.


Los científicos que lo patrocinaban, más astutos que él, o en mejor conocimiento de sus fines, lo indujeron a cambiar el texto. Eran el botánico John Hooker, el geólogo Charles Lyell y, sobre todo, el zoólogo Thomas Henry Huxley. Todos ellos eran supremacistas blancos embanderados en la causa del Imperio, fundadores del exclusivo X Club, que veían en las doctrinas de Darwin una confirmación de las suyas, conveniente para la propaganda.

El supremacismo blanco anglosajón entendía que el Imperio, igual que los más aptos en la naturaleza, debía dominar a otros pueblos por la economía y la fuerza militar.

Estos promotores fueron los creadores del darwinismo como premio a los más aptos más allá de las opiniones del propio Darwin.

Una opinión científica

Preguntado sobre el origen del darwinismo el biólogo español Máximo Sandín contestó:

«Hay un componente muy importante en el mantenimiento de las ideas darwinistas y su expansión: el de 'adoctrinamiento social'. Hay diferentes motivos, unos más determinantes que otros. En primer lugar, Darwin estaba en el lugar oportuno en el momento oportuno: en el centro del mayor imperio mundial que ha existido y en pleno auge de la revolución industrial, con las injusticias que ambos generaban; su ocurrencia de la selección natural justificaba muchas cosas. En segundo lugar, Darwin es un icono de la cultura anglosajona y sus raíces calvinistas.

»Sus ideas reflejan a la perfección sus valores: el individualismo, el mirar por sí mismo, la predestinación (en términos darwinistas, 'determinismo genético'), la competitividad… A un científico anglosajón le resulta casi impensable que no exista la selección natural.

»Desde el principio, este darwinismo tuvo un gran apoyo por parte de los grandes magnates mundiales, como Rockefeller o Carnegie, que apoyaron las investigaciones de los científicos darwinistas. John Rockefeller afirmó que la supervivencia del más apto era una ley natural y divina, es decir, que las cosas son como son porque son leyes naturales.

»En definitiva, que el libre mercado y el darwinismo van en el mismo paquete. Por si no queda claro, repetiré una frase de Friedrich von Hayek, premio Nobel de Economía y asesor de Reagan, Thatcher y Pinochet: "Las demandas de justicia social carecen de sentido porque son sencillamente incompatibles con cualquier proceso natural de carácter evolutivo".

»Finalmente, hay un componente que yo creo fundamental para que el darwinismo se mantenga a pesar de la enorme cantidad de datos verdaderamente científicos que se están acumulando y que contradicen radicalmente sus hipótesis: el componente económico y de poder. La concepción reduccionista de los genes como 'unidad de información genética', que ya sabemos que no es cierta, es esencial para los grandes negocios y para las prácticas de manipulación genética de las grandes industrias farmacéuticas y biotecnológicas, especialmente de los cultivos transgénicos, que ya sabemos a quiénes pertenecen. Estas grandes empresas son las principales financiadoras de la investigación biológica.»

La teoría darwiniana de la evolución, obra más de supremacistas británicos que del propio Darwin, empezó justificando una política. Es reiterativo en la historia que detrás de un interés muy fuerte haya una concepción ideológica adecuada, como el catolicismo y la necesidad de divulgar el evangelio y salvar almas para la invasión de América a partir de 1492, el saqueo de sus riquezas y el genocidio de su población.

Los más aptos para la lucha por la vida eran por un corrimiento que también parecía natural y no tenía contradictores —salvo algunos dominados— los mismos que impulsaban el comercio mundial, disponían de una flota poderosa para hacer entrar en razones a los reacios y de un entrenamiento militar cuidado y exigente.

Son visibles las similitudes y a veces coincidencias hasta de detalle, entre El origen del hombre de Darwin y Mi lucha de Hitler. Darwinistas y neodarwinistas niegan la similitud y a veces se molestan cuando se la menciona, pero se ocuparon de recortar el título de la obra principal de Darwin y dejaron en la penumbra su último trabajo.

Por supuesto, Darwin no era nazi y posiblemente hubiera rechazado el racismo explícito, pero entre él y lo que padeció la humanidad el siglo siguiente hay continuidad, incluso un parentesco ideológico indudable.

Para el darwinismo, la selección natural es la fuerza creadora principal del cambio evolutivo. Darwin vacila ante el concepto de «raza» humana. En El origen del hombre dice: «Las razas o especies humanas, llámeselas como se quiera ¿se sobreponen mutuamente y se reemplazan unas a otras hasta el punto de llegar a extinguirse algunas?». Y concluye que la respuesta a esta y otras preguntas que se formula «debe ser evidentemente afirmativa». Es decir, las «razas» humanas se sobreponen y se reemplazan entre ellas al punto de extinguirse. Entendemos entonces la frase de Churchill sobre el destino de los pieles rojas y los aborígenes australianos al contacto con una «raza más fuerte y mejor dotada»(la anglosajona), y también aparece cierta luz sobre los métodos «científicos» de eliminación de seres inferiores practicados por los nazis y sus continuadores actuales.

Las semillas contenidas en el darwinismo se hicieron evidentes cuando al árbol prosperó. No cabe culpar a Darwin de todo lo que había en ellas, pero sí ver que los resultados estaban implicados en la teoría.

Algunos de estos efectos fueron formulados un siglo después con toda claridad, y salieron del ámbito científico para convertirse en doctrinas políticas, como el darwinismo social.

Solo para citar continuadores del siglo XX: De MacFarlane Burnett. biólogo premio Nobel de 1960: «Podemos calcular que, desde la evolución de los primates hasta el final del periodo de los cazadores colectores, casi 90 por ciento de los descendientes generados morían antes de alcanzar la edad de la reproducción. al contrario, en las sociedades occidentales, los niños no mueren mucho más. Apenas 5% de los niños, una verdadera miseria (!), mueren. (La miseria es más bien quejarse de escasez de niños muertos.) Esta súbita retracción de la función de trilla propia de la selección natural debe llevar a una acumulación de individuos que podemos llamar inferiores de acuerdo con las normas corrientes relativas a la salud, inteligencia y agresividad».

La ciencia de Darwin

El origen del hombre es poco citado, lo mismo que el título completo de la obra principal de Darwin, que es On the origin of species by means of natural selection, or the preservation of favoured races in the struggle for life (El origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida).

Posiblemente en El origen del hombre, Darwin fue demasiado claro para los promotores de su punto de vista, que aparecerá transmutado de manera particularmente siniestra en el siglo XX.

De El origen del hombre son estas citas:

«La opinión de que existe en el hombre alguna relación íntima entre el tamaño del cerebro y el desarrollo de las facultades mentales, se fortalece por la comparación de cráneos de razas salvajes y civilizadas, de los pueblos antiguos y modernos, y por la analogía en toda la serie de los vertebrados. El doctor J. Barnard Davis ha probado con numerosas medidas exactas que el promedio de la capacidad interna del cerebro era de 92,3 pulgadas cúbicas en los europeos, 87,5 en los americanos, 87,1 en los asiáticos, y sólo de 81,9 en los indígenas de Oceanía».

(El tamaño del cerebro, según mediciones luego desacreditadas, está puesto en relación «fortalecida» con el desarrollo de las facultades mentales. En la escala primero están los europeos; luego los americanos (se refiere a los indígenas), luego los asiáticos sin distinción y últimos y menos favorecidos los australianos. Sobre el valor de estas conjeturas baste pensar que uno de los cerebros más pequeños era el de Dante Alighieri).

«Todo lo que sabemos de los salvajes, que ignoran por completo la historia de sus antepasados, y lo que podemos inferir de sus tradiciones y de sus monumentos antiguos, nos muestra que, después de las épocas más remotas, unas tribus han alcanzado á suplantar á otras. En todas las regiones civilizadas del globo, sobre las desiertas llanuras de la América, y en las islas perdidas en el océano Pacífico, han sido hallados vestigios y restos de tribus extinguidas u olvidadas.

»Hoy las naciones civilizadas reemplazan, en todas partes, a las bárbaras, exceptuando en las regiones donde el clima opone a su paso una barrera mortal; y si triunfan siempre, lo deben principal, aunque no exclusivamente, a sus artes, productos de su inteligencia. Es, pues, muy probable que las facultades intelectuales del género humano se han perfeccionado gradualmente por selección natural.»

(Resulta que la perfección por selección natural es en última instancia responsable de los genocidios modernos y de que algunas tribus «suplanten» a otras. Suplantar significa sustituir con malas artes. Es posible que Darwin no haya querido decir eso, pero es lo que ha acontecido de hecho.


La división entre naciones civilizadas y bárbaras está desestimada. Además, la afirmación de que los «salvajes» ignoran por completo su historia niega la tradición oral de que ningún pueblo carece).

«Los hombres civilizados nos esforzamos para detener la marcha de la eliminación; construimos asilos para los idiotas y los enfermos, legislamos la mendicidad, y nuestros médicos despliegan toda su sagacidad para conservar el mayor tiempo posible la vida de cada individuo. Abundan las razones para creer que la vacuna ha preservado a millares de personas que, a causa de la debilidad de su constitución, hubieran sucumbido a los ataques de la viruela.

»Aprovechando tales medios, los miembros débiles de las sociedades civilizadas propagan su especie. Todos los que se han ocupado en la reproducción de los animales domésticos, pueden calcular cuán perjudicial debe ser el último hecho a la raza humana. Sorprende el ver de qué modo la falta de cuidados, o tan sólo los cuidados mal dirigidos, pueden arrastrar a una rápida degeneración á una raza doméstica; y, exceptuando en los casos relativos al hombre mismo, nadie es bastante ignorante para permitir que se reproduzcan sus animales más defectuosos.»

(Estos argumentos fueron repetidos por Hitler, que los reformuló con racismo intransigente en Mi lucha, sin citar fuente, como parte de su programa, y los aplicó en su gobierno. En Alemania, para mantener la pureza de la raza y evitar la degeneración por vía de la reproducción de enfermos y tarados, fueron esterilizadas unas 400.000 personas durante el nazismo.

La sagacidad de los médicos llegó a eliminar pacientes en los hospitales. El método continuó en los Estados Unidos, que lo aplicó a unos 40.000 individuos pobres, negros y latinos identificados como «inferiores», hasta la década de los 70. Los que perdieron la batalla son para el darwinismo los mismos que para el neoliberalismo. Hay indicios de que algunas campañas «filantrópicas» financiadas por multimillonarios estadounidenses en el Tercer Mundo tienen la misma finalidad racista «depuradora»).

martes, 20 de febrero de 2018

«Acabamos con la mili pero el mensaje antimilitarista y de desobediencia se ha perdido»

Protesta antimilitarista ante los juzgados de Valladolid
efectuada por las JJLL y el MOC
en el año 1992.

El Antimilitarismo, tema de la segunda sesión de las Jornadas 'Por lo que fuimos, somos. Memoria de las luchas en Valladolid'

23 enero 2018

Al antimilitarismo ha estado dedicada la segunda sesión de las Jornadas 'Por lo que fuimos, somos. Memoria de las luchas en Valladolid', en las que se hablado del engaño que supuso el referéndum para la permanencia en la OTAN y del Movimiento de Objeción de Conciencia (MOC).

Con el lema 'OTAN no, Bases fuera' comenzó su intervención Epi (de la Unidad Popular Antifascista al Bloque Obrero pasando por el movimiento vecinal). «No voy a contar las batallitas del abuelo Cebolleta, ya que sigo estando en activo; voy a contextualizar la lucha», dijo Epi antes de hacer un ejercicio de memoria desde 1982, año en que el PSOE recibió 10 millones de votos y consiguió la mayoría absoluta.

«Lo hizo con tres grandes promesas: crear 800.000 puestos de trabajo; 4 años después el paro había crecido en un millón. Aprobar la Ley del Aborto, que con las limitaciones impuestas benefició a las clínicas privadas. Y celebrar un referéndum para salir de la OTAN, en la que nos había metido Calvo Sotelo, pero Felipe González acabó pidiendo la permanencia», recordó el ponente, que leyó la enrevesada pregunta de la consulta.

«El referéndum», añadió Epi, «fue un pucherazo, que se ganó pero se perdió en la práctica y el duelo ha durado mucho tiempo. Además ese sí que fue un referéndum ilegal y las condiciones que dijeron poner en caso de ganarse se han incumplido».

El ponente criticó la enrevesada pregunta de la consulta, pero también de la caída de los salarios a los existentes en 1972, de la reconversión industrial o de la distribución de droga por la policía en los barrios para desactivar a la juventud.

Juan Ángel Cantalapiedra, objetor insumiso que fue condenado a 2 años de cárcel por su negativa a cumplir el servicio militar en 1993, compareció aquejado del virus de la gripe: «Pero voy a hablar de otro virus, el virus militar al que combatimos con una buena dosis de desobediencia».

Cantalapiedra, tras leer un artículo publicado en la revista militar Reconquista sobre el desfile de las FAS en Valencia en 1980, analizó la evolución de la objeción de conciecia como movimiento social que se opuso al servicio militar obligatorio y cuestionó el militarismo.

Después de una mención a los Testigos de Jehová, que desde los años 50 al 76, fueron los únicos que ejercieron la objeción de conciencia en el país, se citó a José Luis (Pepe) Benuza, primer objetor de conciencia político, y la lucha desarrollada desde entonces hasta la abolición de la mili, calificada de «conquista social histórica».

«La supresión no fue gracias al Gobierno de Aznar, sino a todas las personas que se movilizaron, que fueron muchísimas y a todos los que fueron privados de libertad», dijo Cantalapiedra, que además de exponer las respuestas dadas por el MOC a la política gubernamental desde Gutiérrez Mellado y su Ley de Conciencia, «conocida como la 'Gran Inocentada' ya que se publicó el 28 de noviembre de 1984», a datos concretos de lo que sucedió en Valladolid.


«A finales del 89, la Asamblea que se reunía en la Casa de la Juventud, acordó la desobediencia. Se presentaron 57 en España, Antonio González Vega lo hizo en Valladolid. El primer objetor vallisoletano había sido Laureano Herrero, de Renedo. Otro vallisoletano, Jesús Yllera estaba también preso en Alcalá de Henares...», recordó Cantalapiedra, que comentó «acciones espectaculares como la ocupación del Juzgado Militar, en la calle Fray Luis de León, el 18 de noviembre de 1989».

«Nos llamaron de todo, desde maricones a cobardes. No nos llamaron bolivarianos porque entonces no se llevaba. Pero me alegra que los jóvenes no tenga que sentir la humillación de vestir un uniforme», expresó Juan Ángel Cantalapiedra, todo un ejemplo del MOC.

Raúl Alonso, que se incorporó al MOC en 1991 y que cumplió 28 meses de cárcel, dijo que entonces «cada 15 días había un juicio por insumisión, en Valladolid», donde creó la Plataforma por la Insumisión.

«El Estado, desde el año 1990 fue cambiando su respuesta a la insumisión, sin dejar nunca la represión pero la fue haciendo más invisible, más soterrada, aunque en 1996 había 340 presos», señaló el que entonces era estudiante de Filosofía y Letras.

«El MOC», añadió Alonso, «vio que el principal agente, el Ejército, estaba diluyéndose. Nuestra lucha, que iba más allá de la mili, tenía que reconducirse llevando la insumisión a los cuarteles. Se decidió ir al servicio militar y desertar, porque la lucha era contra el estamento militar. El PP gana el 96 las elecciones y decide acabar con la mili. Habíamos ganado esa batalla pero seguíamos con la insumisión cuartelera».

Alonso habló de los 130.000 declaraciones de objetores, de los jóvenes que dejaban ya de acudir incluso a los llamamientos... «Calaba la desobediencia, no había sitio donde meter a tanto objetor. El efecto bola de nieve era imparable y es cuando deciden crear el ejército profesional, que al principio no cubría los cupos, ya que nadie quería tener nada que ver con los militares ni aunque fuera cobrando. Esto se acabó con la crisis, que ha hecho un gran favor al ejército».

El insumiso vallisoletano tuvo palabras de recuerdo para los 12 últimos insumisos presos que el Gobierno tuvo que amnistiar. «La labor realizada sirvió para una gran concienciación, fue un éxito. Pero hubo un fracaso: el mensaje antimilitarista lo hemos perdido. Sigo creyendo que el país es mayoritariamente antimilitarista, pero hay un reducto duro que continúa, mientras se disparan los presupuestos para el Ejército».

En el coloquio hubo quien dijo que «ser militar lo asocia a tarado». También se criticó la Ley Mordaza municipal y se dijo que la represión es hoy mayor en la calle que entonces. Hubo consenso en que la imagen del Ejército ha mejorado con 'las intervenciones humanitarias' o el rescate de automovilistas atrapados por la nieve en una autopista. Las campañas de imagen continuarán, se dijo, pero nadie de los asistentes cree que a estas alturas el Gobierno pretenda volver a implantar el servicio militar obligatorio, aunque sea por un mes, como ha propuesto Macron en Francia.

«Los militares serán los primeros en rechazarlo. Están muy bien como están», se dijo.

viernes, 16 de febrero de 2018

La CNT llega a un acuerdo con la empresa de amarradores y desconvoca la huelga del Puerto de Barcelona


Después de un día de huelga, los trabajadores de Mooring & Port han conseguido la readmisión por parte de la empresa y podrán recurrir judicialmente la sanción que les imponen.

EL SALTO
16-02-2018

Después de un día de huelga, en el que se paralizó el servicio de amarre de Mooring & Port en el puerto de Barcelona, ​​la CNT ha llegado a un acuerdo con la empresa y suspende los paros previstos para hoy y mañana. El sindicato ha conseguido la readmisión de los tres trabajadores despedidos el pasado 1 de febrero con unas condiciones que, ahora sí, están dispuestos a aceptar. La razón es que, aunque Mooring mantiene una sanción para los amarres, ya no exige que renuncien a su derecho a recurrir judicialmente. «Lo que había encallado la negociación, principalmente, era precisamente eso», recuerda el abogado Enrique Costoya.

La empresa también ha pedido que la CNT suspenda el conflicto colectivo durante tres meses, que se tenía que dirimir el próximo 15 de marzo en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Mooring quiere ganar tiempo, según expresa en el documento del acuerdo, por «iniciar negociaciones entre sindicatos y la empresa para solucionar el conflicto», cuyo origen se encuentra en la negativa de la empresa a pagar 96 horas extras a un trabajador despedido. Su recuento de horas, explica la CNT, había excedido la jornada laboral anual de 1.836 horas establecida en el Estatuto de los Trabajadores y, en mayo de 2015, una juez le dio la razón. Por un lado, las horas que sobrepasan lo establecido, al ser horas extras, son voluntarias —no obligatorias— y, por la otra, se deberían pagar.

Por lo tanto, los tres trabajadores serán readmitidos, pero durante 31 días estarán suspendidos de empleo y sueldo. Aunque el acuerdo no especifica de qué tipo de sanción se trata, la cifra es la más baja de la falta «muy grave», según los convenios. La CNT siempre ha defendido que, en todo caso, el expediente disciplinario debería ser por falta grave y no muy grave, tal y como establece el convenio, por «la mera desobediencia a sus superiores en cualquier materia de servicio».

Los tres trabajadores recibieron una carta de despido el 1 de febrero, en la que se les acusaba de haber «desobedecido las órdenes directas de sus superiores jerárquicos». La desobediencia hacía referencia a que los tres, en fechas diferentes, se habían negado a llevar a cabo tareas de avituallamiento de un barco de la misma empresa, porque, según el convenio de amarres, no forma parte de sus obligaciones. El documento define que realizan «tareas de amarre o desamarre de buques, así como otras tareas relacionadas con el tráfico interior de puertos según el uso y práctica de cada uno de ellos». La carga de mercancías tampoco está contemplada en el plan de prevención de riesgos laborales de la empresa y hacerlo puede suponer acabar manipulando carretillas y palets con productos corrosivos, tóxicos o inflamables.

jueves, 1 de febrero de 2018

Fin al fantasma del terrorismo anarquista


La Audiencia Nacional archiva la causa de la Operación Piñata, la cual se había saldado con quince detenciones y cinco encarcelaciones. Finalmente, las tesis policiales respecto al terrorismo anarquista no han encontrado su acogida en los tribunales


Una vez más, todo quedó en nada. Casi tres años después de que se produjera la detención de quince personas en el marco de la Operación Piñata (marzo de 2015), el Juzgado Central de Instrucción n.º 6 de la Audiencia Nacional ha archivado la causa, tras la petición de sobreseimiento que hicimos las defensas de los investigados y las investigadas, al cual se ha adherido la Fiscalía.

De esta manera, la Operación Piñata se une a la Operación Pandora y a Pandora II como causas penales contra el denominado «terrorismo anarquista» (o «terrorismo anarco», como lo denominó el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, durante la mañana en que se produjeron las detenciones) que han terminado por sobreseerse.

Después de realizarse 33 detenciones en total, con entradas y registros en locales y domicilios particulares desde Palencia hasta Granada. Tras más de tres años de instrucción, en la que se han analizado cientos de documentos, horas y horas de intervenciones telefónicas, se han bloqueado cuentas bancarias solidarias, y lo que es peor, después de que algunos de los detenidos haya sufrido meses de cárcel y dispersión por distintos centros penitenciarios del estado español, finalmente la propia fiscalía de la Audiencia Nacional considera que no existen elementos suficientes para poder llevar a juicio a ninguna de las encausadas. Parece que la contundencia de los informes policiales no ha podido ser acompañada de indicios o pruebas objetivas.

Cinco de las doce personas que ingresaron en prisión preventiva durante unos meses lo hicieron como consecuencia de la Operación Piñata. El auto de prisión hizo referencia en su día a la producción de sabotajes, a la tenencia de explosivos e incluso a «posibles ilícitos penales relacionados con el tráfico de sustancias estupefacientes o psicotrópicas».

A pesar de ello, en la causa en ningún momento se les vinculó con acto violento alguno, más allá de una explosión en el interior de la Basílica del Pilar. Sin embargo, la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, en sentencia ratificada posteriormente por el Supremo, concluyó que dicha acción había sido llevada a cabo por dos individuos de nacionalidad chilena que habrían actuado de manera individual, sin coordinación alguna con las detenidas de las operaciones Pandora, Pandora II o Piñata. Es decir, a estas 33 personas se les había detenido por la comisión de un delito de pertenencia a una supuesta organización terrorista, pero que no habría cometido ningún tipo de atentado, sino que se había limitado a distribuir propaganda anarquista y a publicar textos o editar libros como el ensayo titulado Contra la Democracia.

Además la propia sentencia que absolvía a los dos chilenos del delito de integración en organización terrorista, señalaba en referencia a la presunta organización terrorista que realmente «estábamos ante una organización a nivel mundial carente de 'organización' (sic), sin estructura, sin mando, por lo que no estamos ante una organización criminal, ni ante grupos criminales a los que se refiere nuestro Código Penal», llegando a afirmar que «una organización de estructura horizontal no es organización» (sic).

Evidentemente, hablar de terrorismo sin violencia es una extensión inaceptable del concepto, que vacía de contenido otros tipos penales y no cuantifica, en su justo término, la auténtica entidad de las infracciones que se dicen cometidas, ni las tipifica adecuadamente. Por ello, fue un alivio, aunque no una sorpresa, que en junio de 2016 la Audiencia Nacional archivara la causa por la Operación Pandora II y en mayo de 2017 se hiciera lo propio con la primera de las Pandoras.

Los autos de sobreseimiento (o archivo) de estas operaciones criticaron en su día que se detuvieran a las anarquistas sin «indicios racionales de la comisión de una acción delictiva», ni la «comisión de acciones terroristas de ningún tipo, no constando esos supuestos ataques indiscriminados ni se ha producido una situación de grave alteración». Ambos autos concluyeron que «la escasa intensidad de los hechos atribuidos por la Policía impide hablar de la existencia de una organización terrorista ya que no existe un grupo coordinado, jerarquizado y estructurado; ni las acciones que se les atribuyen tienen finalidad terrorista, sino que, normalmente, suelen responder a protestas concretas» y que «sus actividades eran absolutamente legales y no tenían nada que ocultar, como lo demuestra el hecho de que conocían que eran objeto de investigación policial».

Además del paso por prisión de cinco personas, la Operación Piñata tuvo otras consecuencias negativas para algunos de los investigados, como la publicación de sus nombres y apellidos en prensa, vinculándoles con el terrorismo, lo que evidentemente a la larga ha tenido consecuencias en sus vidas personales.

Han transcurrido más de tres años desde que el por entonces director de la Policía Nacional, Ignacio Cosidó, anunciara que «el terrorismo anarquista se había implantado en España», sin que tal afirmación haya encontrado finalmente acogida en los tribunales.

El carpetazo judicial a la Operación Piñata supone el final de la ofensiva más virulenta que ha sufrido el anarquismo ibérico probablemente desde el «caso Scala» (1978). Sin olvidar, eso sí, que aún sigue en instrucción otra operación, denominada ICE, llevada a cabo contra el movimiento anarco-vegano Straight Edge pero que por sus características y distinto hilo conductor hemos de situarla fuera del marco las operaciones aquí comentadas.

Con todo, la existencia del proceso judicial ha resultado ser, una vez más, la condena. Con independencia de que se consiga, o no, llevar a juicio a los encausados en este tipo de procedimientos, lo que sí se lograr siempre es desmantelar centros sociales, generar inquietud y desconfianza entre los militantes, desarbolar las redes de apoyo y criminalizar una ideología que, por su propia esencia, está en contra del Estado como institución, y precisamente por eso siempre, como decía Shlomo Vlascov, va a ser un comodín que va a encajar para el sistema en el caso de que se quiera encontrar culpables de algo, y es posible que lo vuelva a necesitar más temprano que tarde.

Por suerte, las investigadas han estado acompañadas durante todo esto tiempo por quienes les han ayudado a seguir hacia adelante. Y ahora llega el turno de escuchar a estas personas. Hoy, la cuenta de Twitter de la campaña Colze a Colze ha anunciado que en unos días publicarán un comunicado con sus valoraciones. Estaremos atentos a su web.

JUAN ZARZA