jueves, 25 de junio de 2015

Consejo de Guerra a 24 antimilitaristas en Valladolid

  Hace casi 20 años un tribunal castrense absolvía a una veintena de antimilitaristas acusados de «allanamiento de dependencias militares», y como ya ha pasado tiempo del suceso, pues, creo que ya va siendo hora de contarlo y recordarlo. En el año 1994 sacamos dos panfletos que contaban el caso, aquí os lo pongo:


EL JUICIO DE LOS 24

Para el próximo día 20 de septiembre [de 1994], y con la posibilidad de prolongarse para los días 21 y 22, serán juzgados en un Consejo de Guerra Militar veinticuatro antimilitaristas civiles, entre ellos dos mujeres. El motivo es por allanamiento de dependencias militares el pasado 18 de noviembre del año 1989; han pasado ya unos cinco años desde que esta veintena de personas entraran en el Juzgado Militar situado en la calle de Fray Luis de León. Para todos, el fiscal militar pide 8 meses de cárcel, excepto a tres que eran por entonces menores de edad y a los que se pide 5 meses.

Es sorprendente, a la altura de los tiempos en que vivimos, que civiles sean juzgados por militares en un Consejo de Guerra (aunque estos últimos no lo denominen así ahora), solo por el supuesto «delito» de intentar entrevistarse con el Juez Togado Militar para informarse sobre su situación personal, recordemos que en ese año el Ejército era quien se encargaba del asunto de la Insumisión, aunque ahora digan que se «lavan las manos». Este hecho también fue motivado por la sentencia a trece meses de prisión a los dos primeros insumisos en ser juzgados por negarse a hacer la «mili» que ocurrió en Barcelona días antes.


El suceso transcurrió de una manera pacífica y sin uso de violencia. Esta veintena de personas entraron en el edificio y al no estar presente en el momento el juez militar, decidieron esperarlo en las escaleras. Al rato entraron varios agentes de la policía y los desalojaron a la fuerza. Reteniendo en contra de su voluntad a dos de estos civiles, a los cuales tomaron sus datos y amenazaron. Mientras en la puerta del Juzgado varios soldaditos de la PM alardeaban y chuleaban de ser unos expertos en el manejo de la porra ante gente indefensa y con las manos vacías. O sea, a los militares les haces una visita y te echan los perros.

Meses después, veinticuatro personas estaban procesadas por lo militar, tras prestar declaración ante el juez militar (hay que matizar que al principio solo fueron procesados los dos retenidos con anterioridad por la policía en el edificio, y que estos dos presentaron una lista de autoinculpados voluntariamente, el resto), y todos fueron sometidos a la situación de Libertad Provisional en espera de juicio y con la obligada presentación quincenal en las comisarías de la ciudad. Esta Libertad Provisional fue rechazada y desobedecida por la mayoría, lo que trajo consigo la Orden judicial de detención y encarcelamiento decretada por el mismo juez militar, estando hasta preparados los alojamientos en el 'Hotel Villanubla'. Y lo más sorprendente de esto, la misma fiscalía militar o Acusación apeló un recurso en contra de dicha Orden, alegando que al ser personas civiles y con una vida ordinaria, tal orden militar no era necesaria, y que solo quieren llamar la atención; a esto se llama un lavado de imagen.


Todo esto último ocurrió hasta mediados del año 1990, y desde entonces no se supo nada más del tema hasta hoy, en nuestros días del año 1994, para hacer la puñeta a la gente los militares y así demostrar que sirven para algo; con todo lo que hemos visto en estos últimos años sobre el tema de la Insumisión y el antimilitarismo y la represión a la que se ve acosada. Esto es un fiel reflejo más de lo molesto que es el tema al Estado y a su brazo armado, el ejército, que aunque se disfracen de democráticos y defensores de los Derechos Humanos todavía se vislumbra su verdadera naturaleza totalitaria y represora de toda protesta y disidencia (que sólo aspira a una sociedad más justa, libre y solidaria, lo que denominan peyorativamente como 'Utopía').

Es curioso que el mismo ejército juzgue a estos individuos e individuas por entrar informalmente en el edificio, cuando este ejército entró a cañonazos en el mismo recinto que antaño era la histórica Casa del Pueblo y ahora el Juzgado Militar, esto sucedió en la noche del 18 al 19 de julio de 1936, inicio de la Guerra Civil española. Este juzgado que es un edificio público, mantenido por la población civil que dicen los militares defender; ¿quién debería ser juzgado más que el propio Ejército?

Y lo peor de todo es que entre estas personas que van a ser juzgadas hay varios insumisos con condena o en espera de juicio, a los cuales se les podría agravar su situación individual con eso que se llama la Ley. Terminamos remitiéndonos a un retazo que escribió el filósofo Miguel Morey en un artículo periodístico:

«... Un Estado fuerte es aquel capaz de acallar toda insumisión, pero una sociedad que desoye a sus disidentes es una sociedad sin Pueblo, es una sociedad que no es nadie».

Ya va siendo hora que la sociedad se de cuenta del papel auténticamente solidario y fraternal que ejercen los insumisos, los cuales deben ser reconocidos como Hijos del Pueblo y no delincuentes.

¡Saludos antimilitaristas y por la Insumisión!

EL AULLIDO
Nº 2, julio 1994



EL JUICIO DE LOS 24 (II)

Como ya todos sabréis, pero para quienes no lo sepan, el juicio militar o Consejo de Guerra a los veinticuatro antimilitaristas, que allá por el año 1989 entraron en las dependencias judiciales del Juzgado Militar de Valladolid, que estaba previsto para los días 20, 21 y 22 de septiembre del presente año en el mismo edificio ha sido suspendido y aplazado a una fecha indefinida. Aunque antes de ser suspendido fue trasladado de lugar, del Juzgado Militar de la calle Fray Luis de León a un cuartel militar situado en las afueras en el Pinar de Antequera, por motivos de seguridad de los militares (no querían que alrededor de donde se produjese el Consejo de Guerra a civiles se concentrase la gente y hubiese manifestaciones). Por la suspensión del juicio, los militares aducen argumentos como el de la imposibilidad de poder contactar con algunos testigos y acusados; aunque como también las fechas coincidían con las Fiestas de la ciudad y la llegada del ex-presidente de los USA. George Bush [padre] a dicha ciudad, el ayuntamiento intercedió en el asunto hipócritamente.

Pero lo más sorprendente de todo esto, ¿quiénes son los militares para juzgar a la gente civil? ¿Y bajo qué criterio lógico y moral se permiten la desfachatez de hacerlo? Esta gentuza que pertenece a una de las instituciones u organismos más salvajemente crueles y sanguinarios que han existido en la faz de la Tierra, el ejército.

Ejército que todos los años retiene en contra de su voluntad, o sea, secuestran, a miles de jóvenes en los Cuarteles, para que trabajen gratuitamente para ellos y así les sirvan y aprendan a obedecer ciegamente sin rechistar.¿Pero la servidumbre o esclavitud no fue abolida hace tiempo? Sacan a los jóvenes de su ámbito afectivo y social para explotarles y utilizarlos para futura carne de cañón; y descargar sobre éstos su ira infantil (me refiero a la absurda e inhumana disciplina castrense).


También tenemos la apropiación indebida del Erario Público (el dinero de todos) para financiar y comprar sus juguetitos de la muerte, las armas. Que se produce a través del Ministerio de Defensa. Los militares, en especial los altos mandos, que forman parte de los detentadores del Poder, son imprescindibles para el mantenimiento del injusto e insolidario Orden social establecido. Por eso el ejército es el brazo armado del Estado. Tienen estos unas creencias y una moral que consideran estar por encima de la población civil, y en algún caso Pueblo, y al creerse ser poseedores de la Verdad y el Deber (son unos idealistas) no escatiman la posibilidad de hacer oír sus sables y tomar el Poder dictatorialmente. Recordad los pronunciamientos y golpes de Estado que ha habido a lo largo de la historia, en nombre de sus valores en defensa de la Patria.

Para acabar citaremos a Milan Kundera:

«A los que creen que los regímenes totalitarios son producto de seres criminales, se les escapa una cuestión esencial: los que crearon estos regímenes criminales no fueron los criminales, sino los entusiastas, convencidos de que habían descubierto el camino al paraíso. Lo defendieron valerosamente y para ello ejecutaron a mucha gente. Más tarde se llegó a la conclusión generalizada de que no existía paraíso alguno, de modo que los entusiastas resultaron ser asesinos...»

EL AULLIDO
Nº 3, octubre 1994


  Y, tras la sentencia absolutoria, en el año 1996 otro número sacamos...



JUICIO DE LOS 24...
y se acabó

Más vale tarde que nunca, por eso se comenta. Ya son más de dos los meses que han pasado, en enero, desde que se dictó y comunicó la sentencia; un Tribunal militar ha absuelto a los veinticuatro (excepto uno que fue declarado en rebeldía al no poder ser localizado para declarar antaño). Los veinticuatro estaban pendientes de un Consejo de Guerra por lo militar, a pesar de ser todos civiles. Se dictó sentencia sin pasar previamente por la Vista Oral; porque, después de todo este tiempo, el fiscal cambió de parecer.

Durante todos estos años (seis años en libertad provisional con el riesgo de ingresar en prisión) los militares han jugado con la vida de estas personas, cuando pudieron salir indemnes hace tiempo. Pero, qué se creerán estos comportándose como los antiguos señores feudales que «por magnanimidad» perdonaban la vida de sus vasallos rebeldes.

Para refrescar un poco la memoria: en noviembre de 1989 más de una veintena de compañeros y compañeras antimilitaristas entran en las dependencias del Juzgado Militar de Valladolid, para ser luego expulsados a la fuerza por los policías. Después de ser obligados a declarar ante los militares, son procesados por la vía militar y puestos en libertad provisional a espera de juicio desde entonces. En septiembre de 1994 se tuvo previsto hacer el Consejo de Guerra en un cuartel de los arrabales de la ciudad, que tuvo que ser suspendido y aplazado por la intermediación del Ayuntamiento de Valladolid que no quería jaleos. Todo esto se comentó en los anteriores números 2 y 3 de este panfleto 'El Aullido'.

La razón de la sentencia absolutoria ha sido canalizada desde muy arriba, el Borbón, para cambiar la imagen del ejército y quitarse de en medio el «marrón» que les venía encima (en una democracia parlamentaria no se podía juzgar por lo militar a civiles) Creerán que con este lavado de imagen conseguirán frenar la Insumisión (a pesar de la inhabilitación laboral y de los quinientos insumisos que han pasado por las cárceles), pues son más de dieciséis mil los que se han negado a prestar el servicio militar y la prestación social sustitutoria, y los que vendrán.

El ejército como brazo armado del Estado-Capital, tiene la función de mantener el orden establecido, que es fastidioso e insolidario. Esta institución tiene el objetivo de modelar la conducta de los jóvenes para convertirlos en sujetos dóciles y sumisos que adopten los valores permanentes de la crematística, de la misma forma que se crearon los manicomios, hospicios, escuelas, fábricas y cárceles, herederos del Despotismo dieciochesco, son lugares para adocenar y cosificar al Pueblo entre cuatro paredes de fácil control. De ahí el carácter antipopular de la leva forzosa, como se ha demostrado a lo largo de la historia, como la Semana Trágica barcelonesa y otros. La Insumisión, más que un mero acto individual basado en la Conciencia (concepto teológico propio de los mártires en vez de revolucionario), es un acto social de disidencia política que rechaza este tipo de servidumbre moderna.

La Insumisión tiene su lógica como acto transformador y crítico de la situación social actual. ¡Larga vida a la Insumisión!

EL AULLIDO
Nº 11, abril 1996


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