miércoles, 26 de febrero de 2014

2014, el año de Bakunin


La Federación Anarquista (FA) y la Internacional de las Federaciones Anarquistas (IFA) se disponen a emprender acciones de promoción de las ideas y de las prácticas anarquistas, conmemorando el nacimiento de Bakunin [30/5/1814]. La Federación Anarquista decidió durante su último congreso desarrollar acciones a nivel federal respecto al anarquismo en general y a Bakunin en particular. Bakunin desempeñó un papel importante para la estructuración y la afirmación de las ideas y de las prácticas anarquistas frente al socialismo autoritario, al parlamentarismo, frente a la religión y al Estado y tanto dentro del movimiento obrero y del sindicalismo, como a nivel del internacionalismo revolucionario.

Los Secretariados representando a las Relaciones Internacionales de la FA y a la IFA harán todos los esfuerzos necesarios para garantizar el éxito de los varios eventos internacionales y federales.

Esos eventos pueden ser de tres tipos:
– Reuniones / Conferencias / Charlas – debates
– Encuentros festivos
– Congresos internacionales en los cuales la IFA pudiera involucrarse e invitar a otras organizaciones para trabajar en serio.

Aunque no sea necesario organizar fiestas fastuosas, se pueden tomar varias iniciativas:
– Una serie de artículos en nuestros periódicos
– Un número especial dedicado a Bakunin
– Una serie de programas por nuestras radios
– Folletos y libros
– Un congreso desarrollándose por un fin de semana
– Una gira por Francia
– Iniciativas internacionales

También pensamos estar en varios lugares del mundo:
– En Rusia, sumándonos a las iniciativas del grupo de Priamujino
– En Lyon, Paris, … (Francia)
– en Italia y en Suiza

También invitamos a todas las Ferias del libro anarquista a proporcionar un lugar especial para Bakunin y su pensamiento en sus eventos.

Publicaremos la lista de todas las iniciativas y de todos los blogs que se juntarán a ese año internacional del anarquismo, dedicado a Bakunin.

La FA y la IFA apoyarán a todas las iniciativas respecto a eso e instan a todos los grupos a aprovechar esa oportunidad para extender nuestra organización y difundir nuestras ideas.

Noviembre 2013

Fédération Anarchiste (FA) – relations-internationales@federation-anarchiste.org

Internationale des Fédérations anarchistes (IFA-IAF) – secretariat@i-f-a.org

domingo, 23 de febrero de 2014

La Clinton-Pinchuk Connection

 


¿Conoce usted a Viktor Pinchuk, el segundo individuo más rico de Ucrania? Este magnate del acero dispone de sólidas relaciones en Occidente, tanto en Estados Unidos como en Francia. Es mecenas de varios artistas. Y también apadrina una «revolución».


Cuando se negoció en Kiev el acuerdo formal entre el Gobierno, la oposición, la Unión Europea y Rusia, no había oficialmente alrededor de la mesa ningún representante de la poderosa oligarquía interna que —más vinculada a Washington y la OTAN que a Bruselas y la Unión Europea— empuja a Ucrania hacia Occidente. Un caso emblemático es el de Viktor Pinchuk, magnate del acero de 54 años, clasificado por la revista Forbes como uno de los individuos más ricos del mundo [1].

El inicio de la fortuna de Pinchuk data de 2002, cuando se casa con Olena, hija de Leonid Kuchma, segundo presidente de Ucrania de 1994 a 2005.

En 2004, su ilustre suegro privatiza el mayor complejo siderúrgico ucraniano, el de Krivorizhstal, vendiéndolo a la empresa Interpipe —en la que su yerno figura como copropietario— por 800 millones de dólares, la sexta parte de su valor real. Interpipe monopoliza así la producción de tuberías de acero.

En 2007, Pinchuk crea el EastOne Group, firma de consultoría en materia de inversiones internacionales, que pone en manos de las transnacionales todas las herramientas necesarias para penetrar las economías de Europa oriental. Pinchuk se convierte al mismo tiempo en propietario de 4 canales de televisión y de la publicación popular Hechos y Comentarios, con una tirada de un millón de ejemplares. Pero no por eso descuida las obras de caridad, así que crea la Viktor Pinchuk Foundation, considerada como la mayor «fundación filantrópica» ucraniana.

Es a través de esa fundación que Pinchuk se vincula con los Clinton al apoyar la Clinton Global Initiative, creada en 2005 por Bill y Hillary y cuya misión consiste en «reunir a los líderes mundiales para hallar soluciones innovadoras a los desafíos mundiales más urgentes». Tras ese rutilante eslogan el verdadero objetivo es crear una red internacional de gente poderosa que aporte su respaldo a Hillary Clinton, la ex firts lady, quien —luego de haber sido senadora por Nueva York de 2001 a 2009 y secretaria de Estado de 2009 a 2013— pretende meterse nuevamente en la carrera por la presidencia.

La fructuosa colaboración comienza en 2007, cuando Bill Clinton agradece a «Viktor y Olena Pinchuk su vigorosa actividad social y el apoyo a nuestro programa internacional». Un apoyo que Pinchuk materializa con una primera contribución de 5 millones de dólares a la Clinton Global Initiative, a la que hará posteriormente otras contribuciones.

Y esas contribuciones abren a Pinchuk las puertas de Washington, donde contrata por 40.000 dólares mensuales al cabildero Schoen, quien le organiza una serie de contactos con influyentes personajes, incluyendo una docena de encuentros en un año —entre 2011 y 2012— con altos funcionarios del Departamento de Estado. Todo esto favorece los negocios y permite a Pinchuk aumentar sus exportaciones a Estados Unidos, a pesar de que los metalúrgicos de Pensilvania y Ohio lo acusan de vender sus tubos de acero por debajo de los precios que se practican en Estados Unidos.

Para fortalecer ulteriormente sus vínculos con Estados Unidos y Occidente, Pinchuk crea la Yalta European Strategy (YES), «la mayor institución social de diplomacia pública en Europa oriental», cuyo objetivo oficial es «ayudar a Ucrania a desarrollarse como país moderno, democrático y económicamente poderoso».

Gracias a la gran disponibilidad financiera de Pinchuk (para festejar debidamente su cumpleaños al llegar a los 50, el hombre gastó más de 5 millones de dólares en una estación de esquí francesa), la YES logra tejer una amplia red de contactos internacionales, que se hace visible en la reunión anual organizada en Yalta. Participan en ese encuentro «más de 200 políticos, diplomáticos, estadistas, periodistas, analistas y dirigentes del mundo de los negocios procedentes de más de 20 países». En la lista de participantes aparecen los nombres de Hillary y Bill Clinton, Condoleezza Rice, Tony Blair, George Soros, José Manuel Barroso y Mario Monti (quien participó en el encuentro de septiembre de 2013). Junto a esas personalidades se ven dirigentes menos conocidos, aunque no por ello menos influyentes, como varios responsables del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Como explicó Condoleezza Rice en la reunión YES 2012, «las transformaciones democráticas exigen tiempo y paciencia, exigen apoyo exterior tanto como interno». Excelente síntesis de la estrategia que Occidente adopta: la estrategia del «apoyo externo», por debajo de la mesa, para favorecer las «transformaciones democráticas».

Una estrategia que ha venido consolidándose, desde Yugoslavia hasta Libia, desde Siria hasta Ucrania y que consiste en meter cuñas en las brechas que cualquier Estado puede presentar para destruir sus bases fomentando o respaldando revueltas antigubernamentales —como las de Kiev, demasiado oportunas y organizadas para ser espontáneas— mientras que se desata una trepidante campaña mediática contra el gobierno que se quiere derrocar.

En cuanto a Ucrania, el objetivo es echar por tierra el Estado o partirlo en dos, una parte entraría a la OTAN y la Unión Europea mientras que la otra se mantendría mayoritariamente vinculada a Rusia. Para eso sirve la Yalta European Strategy del oligarca amigo de los Clinton.


[1] Este artículo retoma elementos de «Trade Dispute Centers on Ukrainian Executive With Ties to Clintons», por Amy Chozickfeb, The New York Times, 12 de febrero de 2014.

sábado, 22 de febrero de 2014

Imágenes falsas en Ucrania

6 de febrero de 2014

Imágenes de video de un detenido ucraniano, desnudo en la nieve entre agentes de la policía que se burlan de él y lo maltratan, dieron la vuelta al mundo en los últimos días como prueba de la brutalidad del régimen que los gloriosos manifestantes de la plaza Maidan quieren derrocar.

Pero al final de la secuencia puede verse, un hombre claramente identificable en uniforme de policía. Este hombre es Andrei Dubovik, quien hace tiempo abandonó el Ministerio del Interior para convertirse en responsable de seguridad de la Unión Panucraniana «Patria» (Batkivshchyna) de la oligarca Yulia Timoshenko.


Según Vremia, las imágenes de propaganda ampliamente divulgadas por los medios de prensa internacionales fueron filmadas por Andriy Kozhemyakin, realizador de televisión que también trabaja para la señora Timoshenko [1].



[1] «Пытки раздетого активиста – постановочное шоу оппозиции?» por Екатерина Журавлева, 31 de enero de 2014.

jueves, 20 de febrero de 2014

La batalla por la Europa Oriental

 

Ucrania, la resurrección de Rusia… 2013 pasará a la historia mundial como el año de la resurrección de Rusia como gran potencia, un cuarto de siglo después de la implosión de la URSS

MARIANO LÓPEZ

Tras reconstruir el control del estado ruso sobre el país y recuperar en Siria el estatus de potencia global para Rusia, ha logrado impedir el intento de la UE de hacerse con el control de la economía ucraniana, rompiendo el cerco de Occidente y debilitando enormemente la posición de la UE en Europa Oriental. En la batalla por Ucrania ha quedado de manifiesto la desesperación de la UE ante la próxima aparición en el este de Europa de la Unión Euro-Asiática (UEA), una federación de estados encabezada por Moscú.

Bruselas esperaba firmar un acuerdo de libre comercio con Ucrania, que habría tenido como consecuencia para Ucrania perder el mercado ruso así como su principal fuente de ingresos, el dinero que Rusia pagaba por el transito del gas ruso hacia Europa, así como la destrucción de su industria y enormes pérdidas para el sector agrícola, debido a las minúsculas cuotas acordadas para los productos ucranianos en la UE. Según las agencias de rating occidentales, la firma del acuerdo con la UE habría provocado la quiebra inmediata de Ucrania. ¿Qué ofrecía Bruselas a Ucrania a cambio de hacerse con un mercado de 46 millones de habitantes? 600 millones a lo largo de 7 años, es decir, menos de 100 millones anuales. De hecho, la UE ni siquiera ha apoyado al gobierno ucraniano en sus negociaciones para lograr un préstamo del FMI por 11.000 millones de euros (que imponía aumentos de los precios del gas, privatizaciones masivas, el fin de las ayudas estatales a productos de primera necesidad, etc.). Ni entrada en la UE, ni la abolición del visado para viajar a la UE.

Convencida de la imposibilidad de acercamiento entre Ucrania y Moscú, la UE pretendía imponer el suicidio político al gobierno ucraniano, cuya victoria electoral en 2010 Bruselas tuvo que aceptar a regañadientes. Pero el gobierno ucraniano decidió paralizar la firma del acuerdo e inició un acercamiento a Rusia. La reacción de la UE fue de histeria absoluta, apoyando el intento de la oposición de dar un golpe de Estado calificado por la prensa occidental de «revolución». Dicha oposición está compuesta de tres partidos que ni aliándose disponen de la mayoría en el parlamento: Sbovoda («libertad»), abiertamente nazi; Batkivschyna («patria»), de corte neoliberal, cuyo líder es Yulia Timoshenko, icono de la «Revolución Naranja» de 2004, hoy encarcelada, un personaje sin escrúpulos que logró pasar de ser una mera secretaria a ser la persona más rica del país mediante el robo masivo de gas ruso y el asesinato de sus oponentes; y Udar («puñetazo») del boxeador Vitali Klitschko, creado por la fundación alemana KAS (Konrad Adenauer Stiftung) del partido CDU/CSU al que pertenece la canciller alemana Angela Merkel.


La prensa occidental presentó las protestas de la oposición como un movimiento masivo, Periodistas Sin Fronteras denuncia ataques contra las oficinas de prensa de la oposición que nunca tuvieron lugar, y Amnistía Internacional denunciaba el encarcelamiento de «pacíficos manifestantes», pese a que pudieron verse imágenes en las que dichos manifestantes (que lucían símbolos nazis) atacaban con bulldozers, cadenas, gas e incluso a martillazo limpio a los policías que defendían el parlamento y los edificios del Gobierno, impidiendo el golpe de Estado de la oposición. A partir de ese momento las protestas decayeron rápidamente, pasando de 100.000 asistentes a menos de 5.000, entre otras cosas debido a las agresiones nazis a izquierdistas y sindicalistas. Pero ni la falta de manifestantes ni las claras intenciones golpistas de la oposición han impedido que los responsables de asuntos exteriores de EEUU, Alemania y la UE hayan expresado su apoyo a la «revolución» ucraniana.

Frente al brutal ajuste económico que la UE pretendía aplicar a Ucrania sin ofrecer nada a cambio, Rusia ha dado un crédito por el mismo importe al que se negociaba con el FMI, pero sin condiciones, como Putin se ha encargado de subrayar. Además, Moscú ha firmado contratos por decenas de miles de millones que harán revivir la industria ucraniana, y ha comunicado que se eliminarán las restricciones en la frontera a las mercancías ucranianas. En total, Rusia va a dar a Ucrania más de 20.000 millones, así como una rebaja del precio del gas que implica un ahorro de unos 7.000 millones anuales, y un aumento en los pagos por derechos de tránsito. Tras la firma de los acuerdos con Moscú, las agencias de rating internacionales han hecho saber que el riesgo de quiebra del gobierno ha desaparecido por completo, y el Gobierno ha comunicado su intención de aumentar el presupuesto de ayudas sociales y subir los sueldos de los funcionarios, calificado de «grave error» por el FMI.

La derrota del golpe occidental en Ucrania va a tener graves consecuencias, y no solo para Ucrania. En Siria, Rusia ha demostrado que es posible sobrevivir a un ataque de la OTAN, y en Ucrania un golpe de la UE ha fracasado por completo, demostrando que la capacidad de Occidente de imponer su voluntad se ha reducido enormemente, mientras el poder de Rusia no para de aumentar.

Este nuevo triunfo de Putin es una verdadera catástrofe para la lobotomizada izquierda actual, que sigue apoyando el imperialismo occidental, dejando un vacío que está siendo aprovechado por grupos nacionalistas y derechistas. El control de la sexualidad, mecanismo de control social de primer orden, ha sido el primer paso de Putin, que ha ilegalizado de facto la homosexualidad. Tras el rescate económico de Ucrania, Putin proclamó que Rusia busca convertirse en la campeona de «los valores tradicionales» frente a la hipocresía occidental. La rápida imitación de las leyes rusas por Lituania y Moldavia, países marcadamente antirrusos, demuestran que Rusia ha encontrado el arma ideal para romper el cerco que la OTAN y la UE han impuesto en torno a Rusia. En Ucrania el Gobierno denunció que para lograr el fin del visado, la UE impone la legalización del matrimonio homosexual, una mentira para desprestigiar a la oposición.

En el seno de la UE, Rusia ya ha encontrado un aliado en el gobierno antisemita y racista de Hungría: cuando Bruselas intentó imponer su voluntad al gobierno húngaro, Rusia le apoyó a cambio de una alianza en el sector energético. Desde entonces, Hungría denuncia a Bruselas como «el nuevo Moscú» y mantiene estrechos lazos con Rusia. Si el modelo ruso sigue avanzando nos estaremos dirigiendo hacia un futuro en el que las libertades alcanzadas tras el fin de la guerra fría serán abolidas, y la democracia liberal será sustituida por regímenes autoritarios, con el trasfondo de una crisis económica permanente: una mala copia de lo ocurrido tras el fin de la Primera Guerra Mundial: los «locos años 20» y sus libertades fueron aplastados por regímenes de corte autoritario, tras el inicio de la Gran Depresión.

(Febrero 2014)

sábado, 15 de febrero de 2014

Elisée Reclus y ‘El hombre y la tierra’


El geógrafo y anarquista Elisée Reclus fallece, en la noche del 4 al 5 de julio de 1905, en la localidad belga de Thourout. Lucien Gallois le dedicará un obituario, en la revista Annales de Géographie, en la que reconocía que Reclus era considerado a nivel internacional «el gran geógrafo francés»; desgraciadamente, esa condición no se reconoció en la geografía francesa por intereses muy concretos. Afortunadamente, de unas décadas a esta parte la figura y la obra de Reclus se ha ido recuperando, seguramente, por la necesidad de una planteamiento geográfico radical y una mayor conciencia ecologista. La cuestión de la relación entre los seres humanos y el medio natural, así como el desigual reparto de la riqueza en el mundo, obligan a otorgar la importancia que merece a la obra del sabio francés.

La escritura de su obra cumbre, El hombre y la tierra, la efectuó durante los últimos años de su vida, cuando tal vez ya no se mostraba muy activo en el movimiento anarquista, pero sin abandonar un ápice las ideas ácratas. En esta obra, Reclus efectúa un recorrido por la historia de la humanidad, desde la Prehistoria hasta el final del siglo XIX, dedicando varios capítulos al estudio de diversos fenómenos como las divisiones y el ritmo de la historia, el trabajo, el cultivo, la propiedad, el progreso, la industria o el comercio.

En el prefacio de la obra, Reclus se expresaba de la siguiente manera:
«Hace algunos años, después de haber escrito las últimas líneas de una larga obra, La Nueva Geografía Universal, expresaba el deseo de poder un día estudiar al hombre, en la sucesión de las edades, como le había observado en las diversas regiones del globo y establecer las conclusiones sociológicas a que había llegado. Trazaba yo el plan de un nuevo libro en que se expondrían las condiciones del suelo, del clima, del todo el ambiente en que se han cumplido los acontecimientos de la historia, donde se mostrase la concordancia de los hombres y de la tierra, donde todas las maneras de obrar de los pueblos se explicasen, de causa a efecto, por su armonía con la evolución del planeta.»
Sin duda, es en esta obra donde mejor se expresa la conexión entre la geografía y el pensamiento anarquista de Reclus. Puede decirse que el planteamiento geográfico de este autor, al igual que el de Kropotkin, es una síntesis de posturas positivistas, evolucionistas y anarquistas. Huelga decir que hablamos de planteamientos que hablan de armonía del hombre con la naturaleza y se alejan del socialdarwinismo imperante en el momento. Reclus nos habla de una ruptura primitiva en esa relación entre el hombre y el medio natural, algo que explica la aparición del Estado y de una sociedad dividida en dominantes y dominados. Por supuesto, Reclus, al igual que el pensamiento anarquista, no niega la lucha de clases, siempre presente en la sociedad. El garante para una sociedad libre será la libertad, la cual otorgue el desarrollo completo a cada individuo, ya que éste es la célula fundamental y debe asociarse libremente con otros individuos en una humanidad siempre en constante evolución. El objetivo es acabar con la dominación política y la explotación económica, por lo que Reclus plantea un conocimiento exhaustivo de la geografía, es decir, de las leyes que rigen la naturaleza; así, sería posible terminar con la falta de recursos que sufren tantos seres humanos cuando la tierra ofrece su riqueza para todos.

La principal aportación de Reclus es considerar la relación entre el hombre y el medio como una dialéctica; es decir, la influencia es mutua, el medio influye al ser humano y éste se ve influido por el medio a lo largo del tiempo. El geógrafo anarquista introduce entonces el factor tiempo como gran novedad en el estudio de estas relaciones. Por lo tanto, una visión amplia de la geografía, que se ocupe de los fenómenos físicos y humanos, debe integrar a la historia, atender tanto el espacio como el tiempo: «Considerada desde elevado punto de vista, la geografía, en sus relaciones con el hombre, no es más que la historia en el espacio, del mismo modo que la historia es la geografía en el tiempo». Reclus distingue en la influencia del medio sobre el hombre entre estático y dinámico. Los elementos que forman parte del medio estático son el clima o la naturaleza del suelo, ante los cuales el hombre poco puede hacer. El medio dinámico estaría compuesto por los elementos que forman el Estado, el comercio o las relaciones laborales, que el ser humano puede obviamente transformar. En cualquier caso, es necesario conocer bien ambos tipos para comprender en profundidad la influencia del medio en las sociedades humanas a lo largo de la historia.

Llegamos así a lo que puede ser cierta paradoja en el pensamiento anarquista y geográfico de Reclus. Si se deduce cierto determinismo geográfico en el devenir de la humanidad, no puede hablarse de progreso y libertad absolutos. Evidentemente, hay que hablar de una tensión permanente entre ambas cuestiones en el conjunto del pensamiento de Reclus. Es precisamente cierto determinismo geográfico, la gran influencia de los fenómenos físicos en algunos pueblos de la Tierra, lo que explicaría el desigual desarrollo de la humanidad; Reclus, como anarquista, creía en la igualdad y libertad del conjunto de la humanidad, por lo que se esforzó en buscar explicaciones ambientales para la existencia de esas grandes diferencias de desarrollo. Cuestiones como la moral, la religión, el carácter o incluso el físico de los diversos pueblos son explicados por Reclus en buena parte por la influencia del medio. «... en virtud de la diferencia de los suelos, de las aguas y del clima hay contraste necesario entre el genero de vida, las ocupaciones, las costumbres, el modo de sentir y de pensar de los que viven al norte de la Gran Muralla china y de los que residen al sur».

No obstante, hay que explicar siempre que el determinismo ambiental en Reclus es siempre matizado, ya que el ser humano influye igualmente en el medio en la relación dialéctica antes mencionada:
«Cada nuevo individuo que se presenta, con acciones que admiran, con inteligencia innovadora, con pensamientos contrarios a la tradición, resulta un héroe creador o un mártir; pero, feliz o desgraciado, obra y el mundo se encuentra cambiado.(...) Las emigraciones, los cruzamientos, las proximidades de pueblos, las idas y venidas del comercio, las revoluciones políticas, las transformaciones de la familia, de la propiedad, de las religiones y de la moral, el aumento o la disminución del saber, son otros tantos hechos que modifican el ambiente y al mismo tiempo influyen sobre la parte de la humanidad bañada en el nuevo medio».
De esa manera, Reclus se aparta de otras visiones de la época más rígidamente deterministas. Incluso, llega a sostener que el determinismo va a desaparecer gracias al progreso técnico y cultural. La influencia del medio, tanto positivo como negativo, se transforma a lo largo del tiempo y llegaría a ser prácticamente inexistente con determinado nivel de progreso y desarrollo. Por lo tanto, Reclus no tiene ningún tipo de añoranza por un supuesto «paraíso natural» perdido, lo mismo que tampoco posee una concepción del progreso ciega y devastadora, tal y se ha desarrollado en las sociedades capitalistas. La insistencia en restablecer una relación armónica entre el ser humano y el medio natural reposa en un esfuerzo constante de la humanidad para dominar el medio: «... se necesita una parte de obstáculos para solicitar un esfuerzo incesante; si las dificultades son demasiado grandes la especie sucumbe; más también perece allí donde la adaptación al medio se cumple con demasiada facilidad. La lucha es necesaria, pero una lucha que se ajuste a las fuerzas del hombre y de las que este pueda salir triunfante».

Reclus también aclara cuáles son las mejores condiciones de desarrollo de las sociedades humanas:
Las condiciones más favorables al desarrollo de un grupo humano, tribu o pueblo, consisten para este en vivir en paz, pero no aislado, en cambios frecuentes de visita con sus huéspedes, en relaciones activas con sus vecinos, teniendo, por lo demás, cada individuo su parte de tierra y de trabajo. De este modo no existe razón alguna para que la libertad y el valor del grupo disminuyan; éste hasta tiene grandes posibilidades de desarrollarse normalmente y de progresar en inteligencia y en moralidad»
Hoy, la relación entre el ser humano y el medio sigue siendo un problema crucial. Reclus deduce de su obra tres principios fundamentales que rigen el devenir humano: la lucha de clases, la búsqueda de equilibrio y la acción libre del individuo soberano; siempre eludiendo toda rigidez y principio absoluto, y observando a la humanidad en constante evolución.


viernes, 14 de febrero de 2014

Represión y resistencia


 Liberty Cravan

Desde el poder se analizan al detalle las estrategias represivas para parar los pies a los movimientos sociales. En consecuencia, los modelos represivos no son estáticos, van variando con el tiempo, se prueban nuevas tácticas, varían los objetivos… Desde abajo, sin embargo, carecemos de análisis sobre las hostias que nos van cayendo cada vez con mayor frecuencia y somos prácticamente incapaces de adaptar nuestras estrategias antirrepresivas. Repetimos esquemas que son bien conocidos por el poder y acabamos tirando más de corazón que de cabeza para responder a los golpes, con los consiguientes problemas que eso supone: acabamos con más detenidos, perdemos apoyos y nos aislamos. Debemos recuperar un análisis y un debate sobre la represión: Sobre quién se está volcando esta, cómo nos afecta, cómo podemos responder, en qué fallamos… Sirva este texto como unas pinceladas básicas que puedan llevar a un debate colectivo referente a cómo enfrentar la represión.

La represión es una estrategia en contra de los movimientos sociales con un triple objetivo: Amedrentar, desgastar y aislar.

La represión extiende el miedo

Es la relación más directa y que tenemos mejor analizada. Es lo que lleva al poder a endurecer el código penal o generalizar las multas. Las condenas son ejemplarizantes. Los antecedentes caen como losas sobre personas movilizadas, que de repente sienten reparos incluso para acercarse a una manifestación. Las multas, una forma de represión casi invisible, nos ahogan económicamente.

Frente a esto solo podemos oponer una fuerte solidaridad y una conciencia de obtención de resultados con nuestras acciones. Hay que conseguir que las personas reprimidas no se sientan solas. Eso, unido a que consideren que su acción sirve realmente de algo, es la mejor forma de evitar la desmovilización. Una persona que se gana una multa por algo que cree que no ha merecido la pena, o que luego se demuestra como inútil, tiene más posibilidades de acabar desmovilizada que una persona que, incluso siendo reprimida con mayor dureza, acaba viendo su actuar como algo que ha tenido trascendencia, algo que ha merecido la pena. Ahí juega un papel importante nuestra capacidad, nuestra inteligencia, nuestra constancia en las luchas. Se trata de combatir el cansancio y la sensación de derrota que quieren transmitirnos desde el poder y cambiarla por otra, de fuerza y capacidad.

También hay que evitar, en las acciones solidarias, que la represión se extienda, que haya nuevos detenidos o más multas. Las acciones de solidaridad no tienen que ser desesperadas, tienen que ser reflexionadas, inteligentes y estar bien dirigidas.

Hay otro vector más a considerar en el miedo que produce la represión: la paranoia. El miedo a ser reprimidos desata una visión paranoica sobre la seguridad, realizamos gestos fetiche que creemos que refuerzan nuestra seguridad pero no aplicamos protocolos de manera sensata. Hay que aplicar distintos niveles de seguridad en función de lo que tengamos entre manos. No tiene sentido encriptar un correo con un comunicado que se va firmar y a hacer público, menos si estamos comunicando a gente que es incapaz de manejarse a nivel tecnológico. La seguridad no puede estar reñida con la lógica y la necesidad de sacar adelante el trabajo. Un nivel de seguridad mayor implica mayores inconvenientes (para comunicarnos, para operar) por eso debemos saber adecuar, de manera inteligente, el nivel de seguridad requerido en cada caso. No tiene sentido ponernos trabas de manera paranoica o sin sentido a nosotros mismos. Por supuesto, el nivel de seguridad escogido, sea el que sea, debe mantenerse en contextos informales o en las redes sociales.

La represión nos desgasta

Nos dejamos tiempo y esfuerzo en apoyar a las personas que han sido reprimidas. Desde el poder pretenden que ese tiempo y esfuerzo lo perdamos para enfrentar otras luchas. Desde su punto de vista: Si están volcados apoyando a sus detenidos y sacando dinero para multas no podrán organizar más protestas, que además les supondrán más multas y detenidos. Hay que romper con ese ciclo. El apoyo a los represaliados es esencial y no podemos abandonarlo, pero debe afrontarse de tal modo que esa solidaridad refuerce el movimiento social, no que lo debilite.

Me explico mejor con un ejemplo: Si dos personas participantes de una movilización contra los desahucios son detenidas, no podemos abandonar el trabajo en el tema de vivienda para realizar únicamente acciones de apoyo a los compañeros (conciertos recaudatorios, concentraciones de apoyo…). Debemos encontrar el modo de hacer que el apoyo a los detenidos fortalezca al mismo tiempo la visibilización de las luchas que estas personas estaban desarrollando en el momento de ser detenidas.

El desgaste también se extiende con la frustración. Hay que celebrar las acciones que salen bien. Aunque en medio de una situación de derrota generalizada nos parezca ridículo, hay que saber encontrar lo positivo, lo que hemos hecho bien. Está bien tener objetivos elevados, pero también hay que ser conscientes de la dificultad de alcanzarlos y hay que saber lidiar con la sensación de frustración que nos genera esa dificultad. Poner objetivos secundarios alcanzables y felicitarnos cuando cumplimos con lo que se esperaba de nosotros.

El desgaste tiene una última vertiente y es la que se traduce en enfrentamientos internos. Hay que evitar que los represaliados se sientan como una carga para los colectivos, del mismo modo que hay que tratar de evitar posturas paternalistas.

La represión nos aísla

Cargarnos de multas, de palos, de detenciones es un intento de aislarnos de la gente, de colocarnos en un rol de seres extraños, antisociales a los que es mejor no acercarse. Hay que tener claro y dejar claro que no somos nada de eso, que nos vemos abocados a esas situaciones o incluso a estar presos no porque seamos despreciables, sino porque aspiramos a un mundo mejor para la mayoría y este sistema nos lo impide.

A veces somos incapaces de transmitir esto, ni siquiera a las personas que podrían constituir nuestro apoyo, nuestra base social. Las muestras de odio y de amor por el disturbio tampoco ayudan. No somos violentos antitodo. No nos divierte que nos peguen, que nos detengan, que nos multen o que nos metan en la cárcel (y si a alguien le parece divertido, que se lo haga mirar) pero tampoco podemos mantenernos impasibles con la situación que vivimos: explotación, falta de libertad, injusticia, destrucción del medio… Por eso nos manifestamos y nos rebelamos. Hay que saber demostrar esto, que nuestros actos no están faltos de sentido.

Hay que comunicar que no somos los terroristas y violentos que muestran en los medios de comunicación. Muchas veces estamos en las manifestaciones y los disturbios, sí, pero también realizamos cientos de acciones solidarias a lo largo del año, somos los que apoyamos a las familias que van a echar de sus casas, los que defendemos la libertad de abortar y de cada uno y cada una a decidir sobre su cuerpo, los que construimos espacios de autogestión en los barrios, los que estamos defendiendo servicios sociales esenciales como la sanidad, la educación, las pensiones… Y todo, en conjunto, forma parte de nuestro compromiso revolucionario por mejorar las condiciones de vida de la mayoría.

No estamos sabiendo comunicar a quienes pudiesen apoyarnos toda esa otra dimensión creativa de nuestra lucha… y eso nos aísla de todo apoyo social y nos condena a estar solos frente a los golpes represivos, que somos incapaces de encajar.

(4 enero 2014)

jueves, 13 de febrero de 2014

Sobre Max Stirner

 

El 26 de octubre de 1806, nace en Bayreuth (Baviera) Johann Kaspar Schmidt al que se recordaría por su pseudónimo Max Stirner («el cejas»). Estudió teología, filosofía y filología clásica, aunque no llegará a doctorarse y se le terminó impidiendo, como era su deseo, dedicarse a la docencia. Acabó sobreviviendo como publicista y traductor. A partir de 1837, será asiduo durante años del grupo de la izquierda hegeliana («los libres»), y Engels parece que llegó a decir de él que era la cabeza más lúcida y profunda de aquel círculo de filósofos revolucionarios. Con el tiempo, los jóvenes hegelianos se escinden en dos tendencias: unos, integrados por Ruge, Hess y Marx, marcan distancias respecto a Hegel; otros, entre los que se encuentra Stirner se esfuerzan en una revolución de las conciencias mediante una crítica pura de carácter ateo, carente de reglas y absolutamente negativa. La espectacular obra con la que Stirner pasaría a la posteridad supuso un gran escándalo y causó gran revuelo entre los intelectuales. Muestras de que atrajo gran atención son las reseñas críticas que le dedicaron Moses Hess y Ludwig Feuerbach, así como el hecho de que Marx y Engels le dediquen, en La ideología alemana, más atención que a cualquier otro autor. La primera edición de 1844 se agotó rápidamente, por lo que se reimprimirá enseguida, aunque la gloria será efímera. La vida personal de Stirner no fue muy alentadora e incluso acabaría en prisión, durante 1853 y 1854, por deudas impagadas, para morir por enfermedad el 25 de junio de 1856.

La obra de Stirner, aunque escribió sobre todo tipo de temas, no es muy extensa. El único y su propiedad (Leipzig, 1844) fue su primer título publicado y solo escribiría otro más: Historia de la reacción (en 2 volúmenes, Berlín, 1852). Con carácter póstumo, John H. Mackay editaría una recopilación completa de los artículos de Stirner. Se ha dicho que las dos coordenadas que sitúan a este autor son el anarquismo individualista, aunque él nunca se consideró como tal, y la crisis de la filosofía idealista alemana. Karl Löwith escribió lo siguiente: «La crisis de la filosofía hegeliana puede dividirse en tres fases: Feuerbach y Ruge intentaron transformar la filosofía de Hegel conforme al espíritu de una época diferente; B. Bauer y Stirner, en líneas generales, hicieron morir la filosofía en un criticismo radical y en el nihilismo; Marx y Kierkegaard extrajeron las últimas consecuencias de la situación cambiada». La obra de Stirner es coetánea, nada menos, que del existencialismo de Kierkegaard, del humanismo de Feuerbach y del materialismo histórico. Puede decirse que Stirner es quien mejor sintetiza aquel momento y El único y su propiedad hay que considerarla como el canto de cisne de los jóvenes hegelianos. Franz Mehring, teórico de la socialdemocracia alemana, consideró algo que resulta apabullante: Stirner transforma en realidad corpórea la idea abstracta de Hegel, la autoconsciencia de Bauer, el humanismo de Feuerbach y la anarquía de Proudhon.

En El único y su propiedad se considera que, para cada ser humano, el único universo con sentido es el propio. Constantemente, el único es acosado por ideas y entidades que le son extrañas, entre las que se encuentran en primer lugar la religión y el Estado. Por supuesto, la crítica no se queda ahí y Stirner arremete contra todo obstáculo que suponga una merma en el desarrollo de la personalidad. Se trata de la voluntad individual contra toda causa general y contra toda abstracción. Resulta imprescindible acabar con los tópicos y falsedades vertidas contra la obra de Stirner; ya se ha mencionado que uno de sus primeros objetivos es el Estado e igualmente arremeterá contra el liberalismo. Del mismo modo, el pensamiento estirneriano no desemboca en un solipsismo antropológico que imposibilite la sociedad; apuesta por la afectividad, la sensualidad natural y por una afirmación de la identidad que renuncia al aislamiento y busca la unión con otros egoístas. Para llegar tan lejos, Stirner pide una crítica permanente a toda la moral heredada e interiorizada, que no transija ante nada y que abra el camino a una nueva sensualidad. Esta nueva conciencia del único sobre su personalidad anulará toda alienación, substituirá el Estado por la potencia individuo, la sociedad por la libre unión y el humanismo por el placer particular.

Frente a todos aquellos que repudian a Stirner, e incluso parecen temer su pensamiento, vertiendo toda suerte de etiquetas cuestionables sobre él, hay que decir que resulta significativo que ello se produzca con tanta asiduidad incluso en la actualidad. El único y su propiedad es un mazazo feroz a todo lo instituido y a todo prurito reaccionario, una obra comparable a algunas otras que sacudieron el tiempo en que se publicaron y que fueron en un principio lógicamente negadas. Frente a tanto colectivismo, tanta enajenación y tanta manipulación intelectual, obras como la de Stirner son tremendamente necesarias para comprender la cantidad de falsedades que, permanentemente, tratan de seducir al individuo e impiden el desarrollo de su personalidad y de su conciencia.

miércoles, 12 de febrero de 2014

La lucha por la dignidad une a Extremadura

Presentación del Frente Cívico Somos Mayoría
en la Acampada de Mérida.

Se cumplen dos años de la creación del Campamento Dignidad. Desde su creación, la iniciativa ha ayudado a cientos de personas afectadas por la crisis.

10/02/14

20 de febrero de 2012, un grupo de personas acampa delante de una oficina del Servicio de Empleo de Extremadura, en Mérida. Perma­necerán allí ochenta días hablando con la gente que pasa por la oficina, conociendo sus problemas e intentando ofrecerles una solución. Así comienza la historia del Campa­mento Dignidad, un movimiento que lleva dos años luchando contra el desempleo y la precariedad en la comunidad extremeña. Los datos hablan por sí solos. Extremadura es la tercera región europea con mayor índice de paro, el 33%, y la quinta en desempleo juvenil, con un 61%. Los datos que maneja el Campa­mento Dignidad arrojan más cifras: 70 mil parados sin ningún tipo de prestación y 65 mil personas que acuden a bancos de alimentos para subsistir.

Las acciones se suceden semanalmente. Todos los lunes y miércoles, el campamento instala una mesa ante la oficina del Servicio Extremeño Público de Empleo (SEXPE), donde asesoran gratuitamente a las personas que lo requieren y recogen firmas para las campañas que llevan a cabo. Los martes, los voluntarios acuden a la Consejería de Fomento y Vivienda de la Comunidad de Extremadura, donde ayudan a la gente con problemas de vivienda o en riesgo de desahucio. Los viernes, celebran asambleas. Además, el movimiento Campa­mento Dignidad realiza entrega de alimentos, reuniones con los vecinos y convoca protestas y concentraciones.

Una de estas acciones fue el encierro que protagonizaron varias personas en la Concatedral de Santa María en Mérida, que comenzó el 23 de diciembre de 2013 y finalizó el 10 de enero de este año, el mismo día en el que se presentaron en la ciudad las Marchas de la Dignidad, que tendrán lugar en marzo y que culminarán con una gran manifestación en Madrid.

Hoy, el movimiento tiene, según datos aportados por sus integrantes, cerca de 12.000 euros en multas y 20 de sus miembros imputados con diferentes cargos: la ocupación ilegal de ‘Los Álamos’, una urbanización sin terminar de construir y abandonada, y de edificios públicos, así como manifestaciones y concentración ilegales.

La lucha por la renta básica

El movimiento fue también, hace dos años, precursor de la lucha por la Renta Básica Estatal. Esta iniciativa, que se está reclamando mediante una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) entregada en la Mesa del Congreso de los Diputados el 15 de enero, reclama el pago de una renta económica para todos los ciudadanos. El texto de la ILP fija la cuantía en el umbral de pobreza, actualmente 645 euros, y recoge una implantación en dos fases. En primer lugar para aquellas personas inscritas en el Servicio Público de Empleo que no reciben ninguna prestación de paro, que no disponen de otros ingresos o cuya renta sea inferior a la cantidad establecida. En su segunda fase, la renta básica se extendería hasta convertirse en un derecho universal. Hasta ahora, la Renta Básica Extremeña de Inserción, aprobada por la Junta de Extremadura en mayo del año pasado, ha sido concedida a 425 familias de las más de 18.000 solicitudes que se presentaron. «Vamos a presionar todo lo que podamos para que antes del 28 de febrero de este año la Junta se comprometa a pagar a 8.000 familias, 12.000 antes de que finalice 2014», comenta Manuel Cañada, miembro del Campamento Dignidad y de la Plataforma por la Renta Básica en Extremadura.

Las historias se suceden ante la puerta de la oficina del Sexpe. Isabel Vázquez está enferma de diabetes y es parada de larga duración. Tiene a su cargo tres hijos y tres nietos. Desde hace un año cobra 426 euros de la Renta Activa de Inserción (RAI), el último de los subsidios que existen en el Sistema Público de Empleo y que sólo se percibe cuando no existe derecho a ningún otro. «No puedo solicitar la renta básica extremeña, y la RAI se me acaba a finales de febrero», comenta. El caso de Isabel refleja la situación por la que están atravesando miles de familias. No puede acceder a la ayuda hasta que no se termine el subsidio que recibe actualmente, y la Administración puede tardar de seis meses a un año en comunicarle si le ha sido concedida. «No sé de qué voy a vivir», afirma.

Ésta es una de las muchas críticas que recoge el Campamento Digni­dad sobre la Renta Básica Extre­meña. En un escrito entregado al Gobierno de la Comunidad, sus miembros presentan una serie de alegaciones al texto que regula la ayuda. La problemática principal que denuncian es la dificultad para acceder a dicho subsidio por parte de, precisamente, aquellas personas que más lo necesitan.

Corrala Solidaridad

Otra de las ramificaciones del movimiento es la lucha por una vivienda digna y la paralización de los de­sahucios. Un ejemplo es la Corrala Solidaridad. Vecinos de la localidad de Almendralejo, cerca de Mérida, llevan ocupando desde el 13 de enero unos bloques de viviendas que desde 2005 se encuentran abandonados por la constructora. Hoy son diez las familias que habitan la corrala, aunque semanalmente se van incorporando más.

«Me decidí por esta situación porque no aguantábamos más», declara Elvira. Tiene 64 años y once personas desempleadas a su cargo. Es vecina de la Corrala Solidaridad desde hace un mes. Elvira reclama la necesidad de una vivienda digna, un derecho que, según sus propias palabras, «viene recogido en nuestra Constitución». De igual forma, pide la colaboración vecinal y explica que dentro de la corrala existen casos peores que el suyo, que hay gente que directamente «no tiene para comer ni beber», puntualiza.

martes, 11 de febrero de 2014

Los errores de las tesis del decrecimiento económico

Por Vicenç Navarro

6 febrero 2014

Una característica de los movimientos ecologistas en Europa es su enorme diversidad ideológica, lo cual se considera como una de sus fortalezas, cuando, a mi entender, podría ser una de sus debilidades. Un número considerable de ellos muestra una sensibilidad maltusiana, que asume que los recursos naturales, como por ejemplo, los recursos energéticos, son fijos, constantes y limitados, concluyendo con ello que el crecimiento económico es intrínsecamente negativo, pues consume unos recursos limitados que se irán agotando con el tiempo, creando una crisis global (ver mi artículo «El movimiento ecologista y la defensa del decrecimiento», Público, 29-08-13). Estos movimientos han sido muy influenciados por Paul Ehrlich, el fundador del ecologismo conservador.

En Europa, sin embargo, parece desconocerse el movimiento ecologista de claras raíces socialistas (que lideró Barry Commoner, al que considero uno de los personajes más lúcidos que ha tenido el movimiento ecologista a nivel mundial). Barry Commoner alertó de las consecuencias reaccionarias que el malthusianismo puede tener. Y una de ellas es el movimiento a favor del decrecimiento, aun cuando, incluso ahí, depende de lo que se utilice para definir decrecimiento. El decrecimiento no es un concepto que pueda definirse sin conocer qué es lo que está creciendo o decreciendo. No es lo mismo, por ejemplo, crecer a base del consumo de energía no renovable, que crecer a base del consumo de energía renovable. Y no es lo mismo crecer produciendo armas que crecer produciendo los fármacos que curan el cáncer. El hecho de que haya una u otra forma de crecimiento es una variable política, es decir, depende de las relaciones de poder existentes en un país y de qué clases y grupos sociales controlan la producción y distribución de, por ejemplo, la energía. Barry Commoner solía mostrar cómo en estados de EEUU en los que había habido gran consumo de energía contaminante no renovable, este consumo había variado a consumo de energía renovable, creando con ello incluso más crecimiento económico. El punto de debate no es, pues, crecimiento o no crecimiento, sino qué tipo de crecimiento, lo que es consecuencia de quién controla tal crecimiento. Este es el punto clave. Como señaló Commoner, las fuentes de energía han ido variando históricamente y ello no ha sido resultado de cambios tecnológicos (como por regla general se explica), sino de cambios políticos. Utilizar una forma u otra de energía es un proceso determinado políticamente.

El desconocimiento de la historia del socialismo

Esta es la realidad ignorada por los maltusianos, que desconocen también el enorme debate que ha tenido lugar sobre este tema en la historia del socialismo. En los primeros albores de las revoluciones socialistas, se creyó que el socialismo era la lucha por la distribución de la riqueza creada por los medios de producción, a los cuales se los suponía intrínsecamente positivos, meros instrumentos del progreso. Fue más tarde que se cuestionó este supuesto (que alcanzó su máximo exponente en la Unión Soviética), pues estos medios de producción reflejaban también los valores de los que los habían diseñado. Una fábrica de automóviles, por ejemplo, refleja unos valores que determinan cómo, cuándo y dónde se realiza la producción de bienes y servicios en esa empresa. Y estos valores eran los dominantes en la sociedad capitalista que había creado dichos medios. La protesta frente a esta interpretación del socialismo quedó expresada en el famoso eslogan de que «el socialismo no es capitalismo mejor distribuido». Mi libro (conocido en el mundo anglosajón) crítico del productivismo en la Unión Soviética, Social Security in the USSR, Lexington Books, 1977, criticó este productivismo, prediciendo, por cierto, el colapso del sistema soviético. El libro fue prohibido en la Unión Soviética, considerándoseme como persona non grata.

Uno de los puntos que subrayé en aquel libro era que el socialismo tenía que cambiar no solo la distribución de los recursos, sino la forma y tipo de producción. Y para que ello ocurriera era fundamental cambiar las relaciones de poder en el mundo de la producción (con la democratización de la producción, que es distinto a su estatalización) y cambiar el motor del sistema, de manera que el afán de lucro se sustituyera por el afán de servicio a las necesidades humanas, definidos democráticamente. Este fue uno de los debates más vivos que ha habido dentro de la sensibilidad transformadora socialista. Los debates sobre el significado de la revolución cultural china, por ejemplo, con la victoria en aquel país de los sectores capitalistas dentro del Estado chino, condujeron a la China actual, en donde el afán de lucro y el tipo de producción que condiciona han dominado aquel proceso, creando unas enormes desigualdades a la vez que crisis ecológicas.

Es obvio que un gran número de proponentes de las teorías del decrecimiento desconocen esta historia. Así, cuando Florent Marcellesi («La crisis económica es también una crisis ecológica», Público, 09-10-13) señala que el socialismo y el capitalismo son igual de insensibles a la necesidad de cambiar el tipo de producción y consumo, está ignorando estas discusiones dentro del socialismo. Es más, me pone a mí una etiqueta errónea, estereotipando lo que según él un socialista es y/o piensa. Me critica por pertenecer a la visión productivista del socialismo, visión que precisamente he criticado mucho antes y más intensamente que él. Marcellesi escribe «Vicenç Navarro afirma por ejemplo que "si los salarios fueran más altos, si la carga impositiva fuera más progresiva, si los recursos públicos fueran más extensos y si el capital estuviera en manos más públicas (de tipo cooperativo) en lugar de privadas con afán de lucro, tales crisis social y ecológica (y económica y financiera) no existirían"». Esta frase está extraída de un artículo mío que señalaba cómo salir de la crisis. Florent Marcellesi indica que ello no es suficiente para prevenir el supuesto agotamiento energético, y por lo tanto las crisis económicas y ecológicas, pues añade que «incluso si redistribuyéramos de forma equitativa las rentas entre capital y trabajo, y todos los medios de producción estuviesen en manos de los trabajadores, la humanidad seguiría necesitando los 1,5 planetas que consume hoy en día».

Para llegar a esta conclusión (de que el cambio del proyecto capitalista a uno socialista no resuelve el problema, pues los dos, el capitalismo y el socialismo, creen en el crecimiento económico que agotará los recursos), Marcellesi asume erróneamente que yo estoy reduciendo el proyecto transformador (mi propuesta de cómo salir de la crisis) a una mera redistribución de los recursos, sin cambiar ni el tipo ni la forma de los medios de producción, ignorando no solo mis escritos, sino también la extensa bibliografía científica sobre la transformación del capitalismo al socialismo, cosa que ocurre con gran frecuencia entre ecologistas conservadores que, como he dicho antes, desconocen los intensos debates sobre los temas tratados derivados de otras sensibilidades políticas y de otros tiempos. Es obvio que Florent Marcellesi desconoce la historia del socialismo, y me pone en la casilla errónea (en la casilla productivista, a fin de poder llegar a sus conclusiones). Como he indicado, he sido una de las voces más insistentes en cambiar el tipo de producción en el proyecto de transformación socialista, y no se da cuenta de que la frase a la cual él hace referencia, sintetizando mi postura, tiene los dos elementos —democracia y cambio del motor del sistema— que rompen con el determinismo productivista que erróneamente me atribuye. No es mi objetivo polemizar con tal autor y ahora figura política, sino responder a críticas al socialismo basadas en un desconocimiento de su historia.

El determinismo energético no puede sustituir al determinismo político

Otro punto que considero importante esclarecer es que los cambios de producción pueden ya ocurrir dentro del capitalismo. El socialismo no es un sistema económico-político que toma lugar el año A, día D, con la Toma del Palacio de Invierno, sino que se hace y deshace diariamente ya en el capitalismo. Y es ahí donde todo el movimiento a favor del decrecimiento parece ignorar un hecho bastante elemental, y es, como he indicado anteriormente, que el problema no es el crecimiento, sino el tipo de crecimiento. De nuevo, Barry Commoner mostró cómo la utilización de nuevas tecnologías (cuya producción también determina el crecimiento económico) ha permitido poder utilizar ríos en EEUU que eran antes totalmente inhabitables. Y, una vez más, Barry Commoner muestra también como han aparecido muchas formas de energía, que son renovables, que sustituyen a las más tradicionales no renovables, y que también determinan el crecimiento. El problema no es que no haya formas de energía alternativa, sino que estas están controladas por los mismos propietarios que las no renovables. En un momento de enormes crisis, con crecimiento casi cero, que está creando un gran drama humano, las voces a favor del decrecimiento parecen anunciar que ello es bueno, pues así salvamos el planeta. No se dan cuenta de que están haciendo el juego al mundo del capital responsable de las crisis económica y ecológica.

Por último, varias aclaraciones a bastantes afirmaciones sorprendentes que se están haciendo por portavoces maltusianos sin ninguna evidencia que las avale. No es cierto que el encarecimiento del petróleo y de las materias primas se deba a su escasez. Y tampoco es cierto que la crisis hipotecaria se debiera al crecimiento del precio del petróleo. La crisis financiera ha sido muy estudiada y no puede atribuírsela al crecimiento del precio del petróleo y a la inflación que creó. Y tampoco es cierto que la crisis profunda de los países del sur de Europa se deba a la falta de energía. Este determinismo energético (que la energía es la que condiciona todo lo demás) ignora que son las relaciones de poder, derivadas de la propiedad de la producción y distribución de bienes y servicios, las que configuran la crisis actual (ver mi artículo «El conflicto capital-trabajo en las crisis actuales», El Viejo Topo, octubre 2013). El hecho de que dichos países estén en crisis se debe al enorme poder que el capital tiene en ellos a costa del mundo del trabajo, poder que se manifiesta en el tipo de producción (incluida la de la energía que se utiliza y consume). La solución pasa por un cambio en estas relaciones de poder, con la democratización del Estado, que originaría no solo una nueva redistribución, sino una nueva producción. Y es en esta estrategia, donde el socialismo y el movimiento ecologista progresista pueden aliarse e incluso converger. Es una lástima que los escritos de Paul Ehrlich, que reflejan la visión conservadora malthusiana del ecologismo (y que paradójicamente recibió un premio de la Generalitat de Cataluña durante la época del tripartito), sean conocidos, mientras que los de Barry Commoner, el fundador del movimiento ecologista progresista en EEUU, apenas sean conocidos en nuestro país. Es un indicador más del conservadurismo que existe en la vida intelectual y política del país.

Barry Commoner (1917-2012), una de las figuras
más representativas del ecosocialismo.