domingo, 12 de mayo de 2013

Los Hechos de Mayo


La rivalidad durante la Guerra Civil entre comunistas y anarquistas fue aumentando a medida que el conflicto bélico avanzaba culminando el enfrentamiento durante los primeros días de mayo de 1937

I. NISTAL

Comenzaba el año 1937 como lo había terminado el anterior, con el creciente enfrentamiento entre las fuerzas comunistas frente a las anarcosindicalistas. El asunto Yagüe —dirigente comunista y consejero de Abastos de la Junta de Defensa de Madrid— provocó una gran crisis en la retaguardia tras resultar herido en un tiroteo durante un control a la altura del Ateneo Libertario de Ventas. Mientras el incidente estaba pendiente de resolverse en los tribunales populares —creados por el Ministerio de Justicia, con García Oliver al frente—, los asesinatos por uno y otro bando estaban a la orden del día, produciéndose una situación insostenible que solamente logró apaciguarse por momentos. El periódico CNT no se libró de la polémica por, según el PCE, haber eludido la censura y no condenar el suceso, ordenando Santiago Carrillo a los Guardias de Asalto y tanquetas a ocupar los alrededores de la rotativa del diario. Finalmente el tribunal popular resolvió la absolución de los detenidos por el suceso Yagüe y nuestro diario solicitó públicamente la suspensión de Mundo Obrero por sus constantes ataques sin fundamento contra el sindicato.

La unidad y participación de todos los sectores antifascistas, bien en Cataluña con el Comité Central de Milicias Antifascistas, en Madrid con la Junta de Defensa de Madrid, o con el propio Gobierno central, poco a poco fue dando paso a un mayor poder centralizado en un solo sector, que tras la ayuda de la URSS al bando republicano, sería representado por el PCE.

Los enfrentamientos de Madrid solamente serían el preludio de lo que posteriormente ocurriría a gran escala en Barcelona. Entre los días 3 y 8 de mayo, se libró una batalla entre la Generalidad y los grupos que la apoyaban (PCE y PSUC), y la CNT y el POUM, teniendo como detonante la ocupación gubernamental de la central Telefónica, hasta el momento controlada por la CNT-FAI. De esta forma se provocó la caída del gobierno de Largo Caballero, siendo sustituido por Juan Negrín, y con él la posibilidad de que la CNT tuviera apenas protagonismo en lo que quedaba de contienda. Con un balance de unas 1.000 muertes, los hechos solo pueden calificarse como desastrosos y el mayor síntoma de que la guerra estaba completamente perdida y el frente antifascista más roto que nunca. De esta forma se pronunciará el periódico ante tales circunstancias:

«El Partido Comunista, al obrar así, demuestra que le interesa muy poco todo aquello que dice defender. Cuando se proclama adalid de la unidad, en vez de probar que verdaderamente la desea, demuestra que es aficionado a hacer política partidista con ese deseo de todos los verdaderos revolucionarios. Cuando se proclama defensor del Gobierno, prueba que, por el contrario tiene el propósito de crearle dificultades y de quebrantarlo con sus mentiras. Cuando se ocupa de los sucesos de Cataluña, en vez de presentarlos como un choque entre dos tendencias, los presenta como una rebelión contra el Gobierno de la República, con el insano intento de que, por un lado, se pueda señalar la existencia de grandes grupos rebeldes, y por otro, pueda acusarse de debilidad y de imprevisión al mismo Gobierno.» ('No se puede ganar la guerra ni hacer la revolución contra la mitad de la clase trabajadora española', miércoles 12 de mayo de 1937).

Periódico CNT, nº 399 - Abril 2013 

Portada del CNT del 10 de mayo de 1937.

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