lunes, 8 de octubre de 2012

El problema catalán

Estar en Cataluña, vivir en Cataluña, actuar en Cataluña y no sentir la emoción del problema catalán sería inconcebible, algo colocado fuera y a extramuros de la realidad.

Constituir un partido político en Cataluña, tener este partido una organización interna federativa y ser, por añadidura, un partido que quiere agrupar exclusivamente a la clase trabajadora en la más amplia acepción de la palabra y no tratar el problema catalán sería, más que absurdo, completamente inexplicable. Y no exageramos al emplear tales palabras.

Por lo mismo, el Partido Sindicalista, nacido y domiciliado en Cataluña, aunque tenga carácter nacional, empieza por reconocer el hecho regional, puesto que su organización interna federativa se lo permite con holgura. Sabemos que esta declaración nuestra no satisfará los furores catalanistas de los partidarios del tot o res (todo o nada), ni los sentimientos anticatalanistas de los centralistas rabiosos. Pero como no hablamos para las exageraciones ni para los dogmatismos fanáticos, sino para el sentido común de los hombres y para la lógica, nos basta con la afirmación de que acatamos y respetamos el problema catalán y la autonomía catalana.

Pero además de respetar esto, decimos que, así como nos parece exagerado, y extemporáneo, de que a estas alturas, se nos hable del hecho «diferencial» para hacer de un problema político, económico y social un problema de razas, creemos de razón que se respete la autonomía catalana, al igual que debe respetarse el régimen autonómico cuando otra región española lo consiga.

Defensores, pues, de las esencias y principios del régimen autonómico, nada nos obligaría a encerrarnos en él, cuando nuestro deseo es ir más allá; bastante más allá de lo que va la autonomía actual.

Empieza el Partido Sindicalista por establecer la plena personalidad municipal al declarar que el Municipio será la célula de la organización política del mañana. Y añade a continuación que las Comarcas y Regiones se formarán por la libre voluntad de los Municipios, y que el órgano superior, expresión suprema de todas las actividades e instituciones, será la Confederación de Municipios españoles. ¿Se puede pedir más? ¿Ir más lejos? No. Porque pedir más sería no pedir nada; puesto que nada se pide cuando lo que se pide esta más allá de lo que humanamente puede darse.

Afirmamos, pues, que el hecho catalán autónomo encontrará en nosotros sus más ardientes defensores, pero esto no cegará nuestra razón al extremo de olvidar que la economía catalana, y, por tanto, la suerte del obrero catalán, están íntimamente ligadas a la economía española y a la suerte del obrero de otras regiones del país. De esto deducimos, pues, que los avances que en materia económica obtenga el obrero catalán, habrán de estar forzosamente regulados y de acuerdo con los avances que obtenga el obrero de Castilla, de Levante, de Extremadura, de Andalucía, de Aragón o de Galicia. Esto podrán olvidarlo los partidos burgueses porque no se colocan en el plano en que forzosamente nos hemos de colocar nosotros, pero no puede olvidarlo el Partido Sindicalista, un Partido como el nuestro que, por tener raíces doctrinales en el sindicalismo, es un partido genuinamente de productores, de quienes se ganan la vida en el trabajo diario de cada hora.

Ratificamos, pues, nuestro propósito de respeto al problema catalán tal cual esta planteado; así como lo ratificamos también en el de superar la situación que el problema crea, convencidos de que aún puede irse mucho más allá en favor del pueblo productor catalán.

Confirmamos, además, estos propósitos declarando que la organización regional catalana del Partido Sindicalista tendrá siempre un margen de libertad en su actuación, compatible con las necesidades que la acción política del Estado Catalán le impongan. Y para terminar decimos que no nos interesa el separatismo, lo que nos interesa es que la personalidad catalana, como la personalidad andaluza, vasca o aragonesa, alcance su pleno desarrollo dentro de la unidad que han de formar las distintas variedades de la economía, de la política y de lo social españoles. Así lo vemos y así lo defenderemos.

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