martes, 29 de noviembre de 2011

La estupidez del nacionalismo por Lu Tao (fragmento)

Por Fernando Ventura
Editado por Las 7 entidades, 2011, 168 pp.




Los informes que llegaban de la provincia secesionista de Guanpong eran cada vez más confusos, y deseando tener una visión objetiva del problema, la princesa Ho Sa Nian envió a Lu Tao como espía. Al cabo de un mes regresó con su informe.


— Como sabes, Princesa, los pobladores de Guanpong son en su mayoría guanponeses, aunque hasta ahora habían convivido sin problemas con la minoría quinista. Pero los agentes del Imperio Quong están excitando a la población en contra de vuestro padre, de quien dicen que es un estúpido, ya sabéis... El movimiento secesionista de Guanpong es amplio y decidido. Asistí junto a Jormungand a un acto patriótico que os describo. En una gran prado verde habían dispuesto un escenario en el que los traidores soltaron sus discursos. Un millar de hombres y mujeres aplaudían. Todo estaba decorado con los estandartes de Guanpong, que son de color verde con un cerdo de cabeza blanca. En un momento dado, empezó una representación patriótica. Pasaron corriendo unos hombres vestidos con un traje blanco de algodón llevando grandes cencerros. Luego aparecieron más, pero estos iban dentro de una mesa camilla con flecos... Sí princesa, forma parte del traje provincial tradicional. Hacen un agujero en una tabla redonda, la cubren con un mantel, se meten dentro y corren haciendo círculos. Luego se les unen los de los cencerros. Debe de ser algo muy emotivo porque había gente llorando de la emoción. Después se mostró en el escenario a un gran cerdo de cabeza blanca, y lo pasearon ostentosamente. Al fondo había un bosque, y de él salieron diez jóvenes con armadura, lanza, escudo y el emblema de Guanpong. Cubrían su cabeza con un casco llamado tricornio que les tapaba la cara. Desde el escenario, su portavoz, un tipo atlético, una especie de Capitán Cao, aseguró que estaban dispuestos a morir por la Patria Libre de Guanpong, y recordaron a sus mártires y a los presos que languidecen en vuestra prisión local. Afirmó la indivisibilidad de Guanpong y la necesidad de unir a los guanponeses de territorio Quon con los de Quin. Después se fue todo el mundo a casa.

— ¿Pero qué tontería es esa? Guanpong siempre ha sido leal al imperio Quin. ¿De dónde sacan esas ideas?

— Bueno, ellos afirman que son peculiares, diferentes. Uno de sus signos de identidad, del que se sienten orgullosos, es de su idioma.

— ¡Pero si hablan chino! ¡Como todos nosotros!

— Sí. Pero los guanponeses no pronuncian la “r” y la cambian por una “d”. Y cecean. Así dicen, por ejemplo: “El pedo de Zan Doque no tiene dabo, podque Damón Damídez ze lo ha codtado”... ¡No te rías princesa! Ellos creen que es muy musical y se enojarían mucho si te viesen carcajearte de su idioma... Además, a ellos les hace mucha gracia cómo hablamos nosotros. El otro signo de identidad es el cerdo de cabeza blanca. Ya sabes que los de Quon y los de Quin nos los comemos (calamares y perros aparte). Ellos no. Los usan como mascotas. Tener en casa un cerdo de cabeza blanca es el colmo del patriotismo guanponés. ¡No te rías princesa! ¿Quieres organizar una guerra civil? El cerdo de cabeza blanca es tan importante como pintar de rojo los dragones o comer calamares...

— Lu Tao, ¿qué hacen mis funcionarios para tener a raya a esos estúpidos?

— Pues lo normal en estos casos: detienen a los que pasean cerdos amparándose en la legislación sanitaria. Han prohibido las mesas camillas y cencerros y obligan a que las vacas lleven campanas. En la escuela se burlan de la pronunciación popular de la “d”... cosas así. Tienen una bonita colección de presos que son torturados según la legislación vigente para que canten... Los patriotas de Guanpong responden con secuestros, apuñalamientos de funcionarios, clavos envenenados en las sillas... En definitiva, la opresión nacionalista se hace insoportable. Todo está cada vez más liado y puede haber un levantamiento en cualquier momento. De hecho a Jormungand, por tocar el cuerno cuando hacían una cencerrada por poco le linchan...

— Muy bien. Puedes retirarte.

— Princesa Ho Sa Nian, como espía ya sé que no puedo darte consejos, pero me voy a tomar esa libertad como es habitual en mí, aunque luego tenga que ir algún tiempo al cepo. Ya sabes lo que dijo el sabio Lao Tzú:


"Los mejores gobernantes son apenas conocidos por sus vasallos; los hombres poderosos no deben usar la violencia, pues la violencia tiene la costumbre de retornar; las zarzas crecen donde quiera que vaya un ejército, y años de hambre siguen a una guerra."


Princesa, este es mi consejo: suelta a los presos, destituye a los funcionarios, idemniza a todas las víctimas, será más barato que la guerra. Luego licencia las tropas, date una vuelta por Guanpong, métete en sus tabernas y deja que pronuncien la “d”, que empleen cencerros, tricornios, mesas camillas, que paseen cerdos o que los metan en las camas si quieren. Todo eso carece de importancia. El nacionalismo es estúpido, pero más estúpido es quien desde fuera se lo toma en serio. Además, tienen una Princesa a la que llaman Tigresa Lady Wu. Su padre un cretino tan grande como el vuestro, y harás migas con ella...

— Como espía tienes mi consideración y afecto. Como consejero te has ganado dos días en el cepo.

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