martes, 5 de julio de 2011

La nación y la humanidad

[Fiel a los principios internacionalistas y antinacionalistas del anarquismo, este texto de un colaborador de Tierra y Libertad, llega a las mismas conclusiones que venimos, desde aquí, defendiendo: «anarquismo y nacionalismo son incompatibles, se repelen mútuamente».]

Por Capi Vidal

Si hay una idea que rivalice con la religión (institucionalizada, para no entrar en controversias) en ser la causa de muchos de las males de la humanidad, esa es el nacionalismo. El anarquismo es, desde sus orígenes, internacionalista. Habría que poner la sospecha en todos los que usen el término nación o conceptos como «liberación nacional» y traten de apropiarse de las ideas libertarias (sí, aquí si busco la controversia). Espero que se me entienda, y ocurre algo parecido con la cuestión de las «creencias», no estamos juzgando el pedigrí de las personas ni repartiendo carnés de «auténticos anarquistas», ni siquiera es mi deseo asentar ningún purismo en el anarquismo. Existe una vida real, una sociedad que no es la que nos gustaría y con la que hay que lidiar a diario sin fanatismo, pero tratando de ser coherente con unos valores. Luego, hay una sociedad anarquista en potencia, cuyos objetivos son hoy difíciles de conseguir en su forma más pura (tal vez más difíciles que en otras épocas), pero cuya fuerza antiautoritaria (y liberadora) es tremendamente necesaria. Por eso, al margen de la vida cotidiana en la que se ponen a prueba nuestras convicciones y en las que cada personas tomará las decisiones que le dicte su conciencia, no creo que sea posible acercar al movimiento libertario conceptos que contradicen sus propuestas. Un anarquista es, de manera evidente, internacionalista, como dice Ángel Cappelletti en La ideología anarquista, se entiende «que las fronteras políticas son obvia consecuencia de la existencia de los Estados, no pueden menos que considerarse también fruto de una degeneración autoritaria y violenta de la sociedad».

Se recoge en el anarquismo una herencia cosmopolita, una cambio de paradigma producido en la Antigua Grecia por parte de escuelas de pensamiento como la cínica y la estoica, basándose en observar a la humanidad como un todo natural y moral. Esa visión se filtrará siglos después a través de la Ilustración, y podemos hablar de unos de los componentes primordiales de la filosofía social anarquista. Creo que solo el anarquismo, y por supuesto los anarquistas, han sido fieles a esta idea ética de la fraternidad universal. Se establece, así, un vínculo entre los conceptos de nación, patria y Estado, algo en lo que no todo el mundo estará de acuerdo, pero seguiré insistiendo en la transparencia de ideas y en la honestidad. Si hablamos de nación de manera simplista, como una «comunidad de intereses comunes», está claro que todos formamos parte de ella (estamos además determinados, en mayor o en menor medida, por ella). El anarquista no es alguien que desee automarginarse de esa comunidad, sino que realiza unas propuestas éticas y sociales muy diferentes, y desea extenderlas al conjunto de la humanidad sin establecer fronteras políticas (dicho sea esto, también de manera simple). Sin embargo, si profundizamos un poquito en el concepto de nación, vemos que se vincula claramente a un territorio gobernado, a un Estado. Del mismo modo, la patria tiene claras connotaciones estatales (jurídicas) e históricas (eso llamado «dentidad»), aunque también hay que aclarar que igualmente posée rasgos afectivos (algo con lo que los anarquistas pueden coincidir si hablamos de cuestiones humanas, y hacer compatible el amor a la tierra de uno con el internacionalismo). En cualquier caso, podemos decir «mi patria es el mundo», de manera algo romántica, pero siempre dejando claro el análisis de las fronteras políticas establecidas por las naciones/Estado, defendidas por ejércitos (de ahí se deriva también el antimilitarismo, además de por considerar esta institución como la máxima expresión autoritaria), que bloquean el sentimiento de fraternidad universal (una tendencia, un sentimiento y una convicción ética, no una utopía en el sentido quimérico).

Recientemente, escuché a cierto intelectual afirmar que el nacionalismo es una idea romántica. Es posible que así sea, pero no por ello es menos digna de crítica e incluso pueda ser menos feroz en sus consecuencias. Yo diría que el anarquismo es la evidente antítesis del nacionalismo, no parece concebible ninguna compatibilidad más allá de los rasgos libertarios (siempre enfrentados a otros autoritarios e inhibidores) que pueda presentar cualquier idea o creación humanas. Carlos Malato, en La filosofía del anarquismo, utiliza el término «patria» (si bien, como claro sinónimo de nación) y la acusa de no se más que una religión vulgar, una nueva fe que substituye a la antigua. Incluso, se apela a lo que es «natural», y no lo es rechazar a una persona que ha nacido al otro lado de una frontera. El deseo histórico es que la idea de la patria se acabe fundiendo en la idea de la humanidad, lo cual constituye otra manera de entender el progreso. Tal y como lo expresa Malato, de manera muy bella y nítida, hay dos manera de negar la patria: uno bárbaro e inconcebible, que es desear la ruptura de un país unificado por el idioma y por una serie de costumbres, lo cual supondría el regreso al provincialismo de épocas anteriores; otra manera de negar la patria, tal y como se vincula a una nación y a un Estado, es preconizando la federación de pueblos libres, «una patria única y sin rival». Naturalmente, esta convicción no es simplemente un programa político que podamos aplicar en un futuro próximo, es un deseo consustancial al anarquismo, un ideal a perseguir que comienza considerando a todos los seres humanos nuestros hermanos, observándoles como individuos autónomos que forman parte de pueblos libres. Los ideales inconclusos de libertad, igualdad y fraternidad solo adquieren sentido en el anarquismo, no aplicados con una mirada estrecha ni mediatizados por algún nuevo poder político.

Reflexiones desde Anarres (15 de marzo de 2011)

2 comentarios:

  1. Me parece genial el artículo, muy a tener en cuenta en estos tiempos.
    Sabéis si Anarres es una revista? un grupo? qué?

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  2. Es el Blog o Bitácora de José María Fernández Paniagua, también conocido como Capi Vidal:

    http://reflexionesdesdeanarres.blogspot.com/

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