viernes, 3 de diciembre de 2010

Catalanistas contra libertarios

[Estando releyendo, últimamente, el libro de José Peirats titulado Los Anarquistas en la crisis política española, hay unos párrafos que nos hablan sobre las malas relaciones que el anarquismo en Cataluña siempre ha mantenido con los nacionalistas. Por ejemplo, en el capítulo quinto nos relata el intento fracasado de atraerse Companys y la ERC a los «treintistas» por el año 1931, y la actitud hostil del gobierno autonómico catalán y los separatistas hacia la CNT:]

La Esquerra (ERC) no consiguió, pues, su propósito de hacer de la disidencia su guarda de alabarderos. Fracasó también en el intento de creación de una organización obrera netamente catalana: la Federación Obrera Catalana (FOC), que trató de oponer a los «murcianos».

Como la zorra de las uvas verdes los políticos catalanes de la época motejaban de «murcianos» (procedentes de Murcia) a los componentes de las masas confederales que no podían alcanzar. Ha habido en los políticos españoles la costumbre de denostar a los titulares de doctrinas revolucionarias con el apodo de «extranjeros». El anarquismo, por ejemplo, no sería más que un producto de importación. Los nuevos políticos catalanes explotaban la xenofobia más vulgar propagando que la CNT estaba compuesta exclusivamente de muertos de hambre procedentes de las zonas paupérrimas del sur de España. En cabeza de estos inmigrantes estaban los oriundos de Murcia.

Estos procedimientos tortuosos no avanzaron mucho los propósitos de los mandones de turno, pero agravaron la guerra entre la CNT y la fuerza pública ya catalanizada por la puesta en vigor del Estatuto autónomo. Las acusaciones de Federica Montseny que siguen pueden ser interpretadas como señera de las reacciones pasionales que tal situación provocaba:
«… Por último —escribía— los compromisos contraídos con Maciá por los dirigentes del sindicalismo, con vistas a la aprobación del futuro Estatuto catalán, acaban de perfilar nuestro panorama; una vez Cataluña con el Estatuto, iniciada una política social tolerante con los "buenos chicos" de la CNT, pero que "apretará los tornillos" ¿frase de Companys? a los de la FAI, a los famosos "extremistas", siendo calificados de extremistas todos los que no están dispuestos a que la Confederación sea en Cataluña lo que es la UGT en Madrid, y en relación, respectivamente, de los gobiernos de la Generalidad y de la República…»
Más tarde, por vía de los contactos personales violentos, entraron en liza grupos de jóvenes nacionalistas de Estat Catalá (ala extremista separatista de la Esquerra) que tenían sus cuarteles en los centros o «casals» del partido. Estos grupos («escamots») se insinuaron como fascistas por sus procedimientos: secuestros, apaleamientos, asesinatos, contando con la impunidad más absoluta. Durante los primeros días de la guerra, acompañados de su fobia y resentimientos antianarquistas, estos grupos ingresaron en bloque en el Partido Socialista Unificado de Cataluña (comunista).

Este clima de terrorismo oficial se acentúa con el traspaso a la Generalidad de los servicios de orden público. Hubo entonces hasta una parodia del virreinato de Martínez Anido-Arlegui, que interpretaron el consejero de Gobernación de la Generalidad y el jefe de los servicios de orden público, José Dencás y Miguel Badía respectivamente. Con el tiempo el primero resultó un provocador, pues después de los hechos de octubre de 1934 Mussolini le franqueó la puerta de su feudo. Badía murió a tiros de pistola en vísperas del 19 de julio del 36, al parecer, a manos de vengadores anarquistas.

[Y en el capítulo 16 nos cuenta cómo los nacionalistas catalanes se aliaron con los estalinistas del PSUC para acabar con la Revolución, durante los «Sucesos de Mayo del 37»:]

En Tarragona los sucesos de mayo habían tenido el mismo desarrollo que en Barcelona, La fuerza pública había ocupado la Telefónica y seguidamente atacó con un vivo tiroteo los locales de la CNT y las Juventudes Libertarias. Los atacados se defendieron valientemente, pero las fuerzas de policía tenían allí poderosos aliados militares, tales como un batallón de defensa de costas y la guarnición de la vecina base aérea. Los libertarios fueron invitados a entregar las armas bajo garantía de que no se ejercerían represalias contra ellos. Pero una vez desarmados fueron declarados presos. Muchos de estos detenidos fueron asesinados y sus cadáveres arrojados a las afueras de la población.

Sucesos parecidos tuvieron lugar en las comarcas del norte de Cataluña. Estas comarcas eran de tradición reaccionaria debido a la influencia histórica del carlismo. Las fábricas de tejidos atrajeron mano de obra de la capital y con ella los gérmenes del sindicalismo revolucionario. Pero el clericalismo conservaba su centenaria influencia entre los campesinos, pequeños propietarios y clase media. Estos elementos retardatarios fueron reclutados por los políticos contrarrevolucionarios en la gran cruzada contra la supremacía anarquista.

En la combinación contrarrevolucionaria figuraban los extremistas de Estat Catalá, elementos que siempre batallaron por separar políticamente a Cataluña de España. La CNT había sido siempre, por sus principios internacionalistas, un serio obstáculo, tanto para los furiosos demagogos del separatismo como para los simples autonomistas no menos autoritarios. El odio de estos elementos contra la CNT creció mucho más viéndola dueña de la calle a partir del 19 de julio. No pocos catalanistas habían sido sugestionados por el estalinismo; recuérdese que entre los partidos que pasaron a formar el PSUC figuraba el Partido Proletario Catalán. En diciembre de 1936, los extremistas del separatismo catalán habían organizado un complot encaminado a conseguir la separación de Cataluña con ayuda de potencias, democráticas o fascistas. Como consecuencia de este descubrimiento fue fusilado el entonces comisario de Orden Público, un catalanista llamado Reverter. Otros acusados huyeron al extranjero. Entre ellos, el presidente del Parlamento Catalán, Juan Casanovas.

Puede que éstas fueran las razones de la rabiosa intervención de los elementos de Estat Catalá en los sucesos de mayo, al lado de los estalinistas y contra la odiada CNT-FAI.

Sólo en Barcelona, los sangrientos acontecimientos habían producido 500 muertos y mil heridos, según datos oficiales. Más que el 19 de julio.

[No puede haber ningún tipo de entendimiento entre nacionalistas y anarquistas. Son ideologías incompatibles. Se repelen mútuamente.]

6 comentarios:

  1. Una vez más (y las que hagan falta) felicitaros por este estupendo blog. Ciertamente los nacionalismos son una lacra en cualquiera de sus formas.

    Un saludo compañeros

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  2. No es que los nacionalismos sean una lacra, sino que son pura roña que se han incrustado en las filas del internacionalismo proletario y que había que extirpar.

    El segundo texto también da a entender que la contrarrevolución no vino con la victoria de los fascistas sobre la republica española el 1 de abril de 1939, sino que viene de atrás: desde los sucesos de mayo del 37.

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  3. Y antes de 1937. En el Pravda del 16 de diciembre de 1936 ponían:

    «En Cataluña, la liquidación de los trotskistas y de los anarquistas ha empezado. Se llevará a cabo con la misma energía que en la Unión Soviética.»

    Y en abril de 1918 Trotski dijo en Rusia:

    «¡Al fin el poder soviético barre de Rusia, con escoba de hierro, al anarquismo!»

    Federica Montseny en el documental La vieja memoria de 1977, taambién nos decía:

    «Los primeros contrarrevolucionarios que hubo en España, las primeras fuerzas que destruyeron lo que habían sido obras creadas por la iniciativa popular, fueron los comunistas. Franco vino detrás de ellos, pero primero fueron ellos.»

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  4. Ciertamente uno de los principales enemigos de los anarquistas han sido los comunistas. Un claro ejemplo son las checas, por las que pasaron más anarquistas y marxistas libertarios que franquistas...una historia triste la verdad pero que conviene conocer.

    Un abrazo.

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  5. Hay un grupito nacionalista o independentista aragonés que en el homenaje que hicieron, el pasado mes de diciembre en Zaragoza, en honor del ejecutado Justicia Mayor de Aragón, por el año 1591. Un noble del siglo XVI que defendía, y murió defendiendo, los privilegios y libertades de los de su estamento social: la nobleza feudal. Y ponen a su lado a anarquistas aragoneses del siglo XX, entre ellos alguno de los que participaron en el revolucionario Consejo de Aragón de 1936-37. ¿Cómo si hubiesen defendido lo mismo? Sus nombres sobran de tal esperpento, y hasta lo considero un insulto hacia los viejos compañeros muertos.

    Y encima, me dan a entender que no comprenden mi postura crítica con tal «empanada» y me dicen:

    «La lucha por la liberación nacional es compatible con el movimiento libertario, de otra manera ¿Qué opinión le merecen los movimientos libertarios catalanes que luchan también por la liberación nacional de los PPCC?»

    http://purnaindependentista.wordpress.com/2010/12/26/cronica-18-d%E2%80%99abiento-de-2010/#comment-21

    ¿Pues qué les voy a decir? ¡Lo lógico!: «Hay mucha mierda que se debería barrer para fuera».

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  6. Estos críos sí que son los auténticos sentimentaloides, sensibleros, irracionales, no hay mejores palabras que les describan, y, además, unos perfectos tarados... tienden una mano a los anarquistas, pero, ante todo, nosotros los ácratas, tenemos que estar obligados a «comulgar con sus ruedas de molino» y rechazar nuestros principios (porque ellos han tenido su Gran Revelación, ¡incuestionable!). Hay que aceptar, sin ninguna duda, la realidad que supone la identidad nacional de los pueblos. Esta identidad es subyacente desde muchos siglos atrás (está «escrito» en nuestros genes). Y los oprimidos de una nación tienen que compartir la misma identidad con sus opresores compatriotas; aunque las leyes sean injustas, son «sus leyes», y han de defenderlas hasta la muerte:

    «La ley foral [aragonesa]... era un símbolo de identidad que tanto nobles como campesinos se apremiaban a defender.»

    Lee esto anterior un historiador, y se ríe hasta caerse al suelo —y no lo digo en broma— es la mayor estupidez que he leído de este tipo de gente (superando incluso al «monacato revolucionario» de cierto criptocarlista).

    Y como fiel ejemplo de su «antidogmatismo»:

    «Pese a que la concepción nación-pueblo sea moderna hace referencia a una Realidad Sensible determinada, por ello, aunque las definiciones y las palabras para denominar varíen según los vaivenes terminológicos el objeto al que aluden sí existe con independencia de su ubicación espacio-temporal, es decir, que lo que hoy consideramos pueblo también lo era en el siglo XVI o en el VII a.C. pese a que los habitantes de la época no lo creyeran así.»

    ¿Y qué haya «libertarios» que simpaticen con esta gente...?

    Mejor solos que mal acompañados.

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